Es viernes y el cuerpo lo sabe, pero antes de que te vayas por unas chelas bien frías, te decimos porque las cervezas deben llevar corcholata y no taparrosca.
Seguro has escuchado decir a tus amigos que la cerveza sabe diferente dependiendo del envase en el que se encuentre, si es de lata, de vidrio o de barril. Pero ¿habías escuchado que la corcholata también influye en el sabor de tu cerveza? Te contamos la razón.
Antes de comenzar, debes saber que cuando la cerveza empezó a comercializarse no había corcholatas y esta se sellaba con corcho. Así fue hasta que a William Painter se le ocurrió usar un nuevo mecanismo para conservar el gas y creó la cocholata inicialmente conocida como “tapón corona”, invento que patentó en abril de 1892.
Al inicio, la corcholata era un disco de metal que se colocaba en la boca de una botella para sellarla y con el paso del tiempo evolucionó hasta su forma actual.
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¿Por qué las cervezas deben llevar corcholata y no taparrosca?
De acuerdo con expertos en el tema, las corcholatas cuentan con un tipo de goma que le permite ajustarse a la botella de cerveza y mantener seguro el producto.
Además, hay algunas que son absorbentes de oxígeno, las cuales están equipadas con un aditamento especial que les permite retener el oxígeno entre el espacio que queda entre la corcholata y el líquido. El propósito de estas es reducir el riesgo de oxidación y los sabores no deseados.
Estas son las preferidas por los cerveceros que planean madurar o almacenar sus cervezas por más de tres meses.
Mientras que las corcholatas abre fácil o de taparrosca no tienen esta capacidad de retener el oxigeno y cuando se abren la cerveza entra en contacto con oxígeno y se oxida con el tiempo, por lo que el tiempo en el que puedes disfrutar su sabor natural es menor.
De cualquier forma, la última decisión sobre si prefieres la cerveza con corcholata o taparrosca la tienes tu.