Cada vez falta menos para una de las celebraciones más importantes de México: el Día de muertos, para el cual se elaboran las famosas y deliciosas calaveritas de azúcar, que en realidad tiene mucho más que el ingrediente que les da su nombre.
Las calaveritas de azúcar surgieron del Tzompantli, un tipo de altar hecho con cabezas de individuos sacrificados en honor a los dioses y de los ixiptla o representantes de los dioses, explica el portal Arqueología Mexicana.
"Los cráneos generalmente se ensartaban mediante un agujero que se hacía en las sienes, algunos después de haberles quitado toda la carne y otras veces dejándoles la piel y el cabello", detalla.
Tras la conquista española, dicha práctica fue prohibida, porque iba en contra de los preceptos de la religión católica, y los cráneos humanos fueron sustituidos por calaveritas de dulce, de acuerdo con Forbes.
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Actualmente, las calaveritas de azúcar se utilizan para adornar los altares de Día de muertos, las cuales "sirven para recordar a los muertos y el destino que todos compartiremos", menciona la Secretaría de Cultura.
¿De qué están hechas las calaveritas de azúcar?
El ingrediente principal de las calaveritas de azúcar es precisamente dicho ingrediente; sin embargo, cuenta con varios más, cuya mezcla lleva el nombre de alfeñique.
De acuerdo con el Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana, el alfeñique es un dulce hecho de pasta de azúcar, a la que se le da diversos colores y formas, como de calaveras.
El alfeñique se elabora con una mezcla de azúcar de caña, claras de huevo, jugo de limón, chaucle (tipo de bulbo de orquídea) y agua.
En algunos estados, como Guanajuato, el alfeñique se prepara con pasta de camote seco, clara de huevo, azúcar y jugo de limón; además, se le agrega colorante.
La receta original del alfeñique para las calaveritas de azúcar es arábigo-andaluza, que se prepara con almendras, según Larousse Cocina.
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