Si alguna vez te has preguntado, ¿por qué hay muchas personas que se apellidan Pérez, Gómez, García, Hernández y no son familiares? Aquí te contamos el origen de estos apellidos y su relación entre sí.
Y es que estos nombres familiares, junto con Martínez, González, Rodríguez, Sánchez y Ramírez, se encuentran entre los más comunes en México.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), del año 2017 al 2020, Hernández fue registrado en 671 mil 972 ocasiones, lo que lo convierte en el más puesto tan sólo en cuatro años.
Esta es la razón por la que no todos los Gómez, Pérez, Hernández y García no son familiares
Lo que tienen en común los apellidos Hernández, Pérez, García, Martínez, González y otros que llevan la terminación az, ez, iz y oz, es que todos ellos son patronímicos, es decir, se formaron a partir del nombre del padre.
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Y es que fueron los nobles españoles, los primeros en comenzar a usar los patronímicos entre los siglos X y XI, pero posteriormente esta costumbre se fue extendiendo a buena parte de la población; así el hijo de Hernando se le puso Hernández; al de Martín, Martínez; al de Gonzalo, González y así con los demás.
Dado que había muchas personas con el mismo nombre y sin relación familiar de unos con otros, por ello se repetían los apellidos.
Y es que en los últimos siglos de la España medieval (hacia el VIII de nuestra era) convivían nombres romanos, judíos, godos y árabes, por lo que fue necesario identificar a las personas y ponerles apellidos, según información del experto en genealogía Prudencio Bustos Argañaraz.
El apellido García, el segundo más registrado en México y el más registrado en el país Ibérico, es peculiar porque anteriormente era un nombre de pila y actualmente es más popular por ser nomenclatura familiar.
Así se pusieron los primeros apellidos en México
Si en el caso español la relación familiar entre los Pérez y los Hernández es distante, en el mexicano es mayor porque los primeros apellidos no fueron puestos de padre a hijo, sino que en algunos casos fueron registrados a la población autóctona para el otorgamiento de mercedes.
Así tras la conquista, los españoles les reemplazaron su nombre completo a los adultos de origen indígena mediante el bautizo y les daban alguna posesión, de acuerdo con el artículo Apellidos hispánicos en Centro-Norte de Nueva España, Siglo XVI, de María Elena Villegas Molina y Rosa Brambila Paz.
Y justo el primer apellido que se puso a este grupo de la población en México, en el año de 1550, fue el patronímico Sánchez.