El ‘cara de niño’ es un insecto que suele ser el temor de quienes lo ven y habita principalmente en los lugares húmedos de la casa; pero, ¿qué significa que estén en nuestra casa? Te contamos.
El ‘cara de niño’ o grillo de Jerusalén pertenece a la familia de los Stenopelmatidae, por lo que no es un grillo, aunque así también se le llame. Además, tampoco proviene de Jerusalén, ya que es una especie endémica del oeste de Estados Unidos y de la costa del Pacífico y el centro de México.
¿Qué significa encontrar un 'cara de niño' en la casa?
Hay muchos mitos en torno al ‘cara de niño’. El principal es que es un animal ‘venenoso’, pero esto es falso, pues ni siquiera tienen aguijón. Lo que sí hace es morder, pues ha desarrollado esta habilidad porque para alimentarse arranca tubérculos y raíces.
Y, de acuerdo con la revista Muy Interesante, se le llama ‘cara de niño’ por su curioso rostro en donde sobresalen dos ojos negros, redondos y ovalados.
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“En su cuerpo destacan unas bandas gruesas junto con sus patas naranjas y su cabeza roja y redonda de gran tamaño. Además, en en su vientre se puede apreciar la forma de un rostro, lo cual les confiere una apariencia más peculiar”, indica la revista.
Asimismo, por las noches emite un ruido que genera con el roce de sus patas traseras con el vientre para buscar pareja. Este sonido, sin embargo, es menos perceptible que el de los grillos.
¿Entonces es bueno o malo encontrarlo en casa?
La respuesta es positiva, pues tenerlos en casa, en el pasto o en la jardinera, es buena señal porque permite que el aire circule correctamente en tu hogar.
Estos se encuentran en agujeros húmedos debajo de la tierra y cuando su hábitat se inunda a causa de las lluvias es cuando salen. Así que no pienses que es para atacarte.
“Las madrigueras donde viven y que construyen ellos mismos pueden medir hasta 25 cm de profundidad”, detalla Muy Interesante.
Esto es el beneficio de los caras de niño, pues permite que el aire circule y promueve el movimiento de materia orgánica y la ventilación de las raíces.
Así que, la próxima vez que veas un cara de niño adentro de tu casa no lo mates, sácalo al jardín y no le temas, pues no son venenosos._Con información de Muy Interesante.