Los apellidos que abundan en México son de origen español, lo cual se puede distinguir con el sufijo 'ez' que significa 'hijo de' y dan muestra de su origen patronímico (que descienden del padre). Pero algunos tienen su origen muchos siglos antes y datan de la época del impero romano, como es el caso de uno de los más populares de México.
El imperio romano fue uno de los más vastos en la historia de la humanidad, pues ocupó la mayor parte de Europa mediterránea, el norte de África y regiones de Medio Oriente. duró entre el siglo I a.C. (antes de Cristo) y perduró hasta el siglo III d.C. (después de Cristo). El idioma latín (hablado en el imperio) sentó las bases para el posterior origen de las lenguas romances como el español, italiano o francés.
¿Qué apellido común en México tiene su origen en el imperio romano?
El apellido Romero tiene su origen en el imperio romano, ya que así se designó a los peregrinos que hacían un viaje desde el imperio romano de occidente rumbo a Medio Oriente, sobre todo a Tierra Santa, para visitar parte de los sitios donde estuvo Jesucristo, de acuerdo con lo que se relata en el Antiguo Testamento.
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En la Edad Media, tras la caída del imperio romano, las personas que iban a Roma, donde se ubicó la Santa Sede (El Vaticano), también recibieron el nombre de romeros. De acuerdo con el Instituto de Heráldica Familiar de España, los primeros indicios de este apellido tal como lo conocemos ahora son de Galicia -una región del noroeste español- y de ahí se extendió por todo el mundo.
Entre 2017 y 2020, el apellido Romero estuvo en el lugar 28 entre los más comunes, debido a que 78 mil 490 personas fueron registradas. En España, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), 222 mil 682 personas lo tienen como primer apellido; mientras que para 223 mil 067 es el segundo.
¿Y cómo eran los apellidos en el imperio romano?
Los romanos no usaron apellidos como tal, sino que emplearon antenombres, nombres, sobrenombres y renombres, de acuerdo con el artículo 'El origen y la antigüedad de los apellidos', elaborado por Jerónimo Delgado de Aguilar-Blardony. Durante la república romana también fue común asignarse números como nombres, por ejemplo: Primo, Segundo, Septimio, Octavius, etc.
Las personas del imperio romano, por lo general, tenían un nombre que hacían acompañar de un gentilicio y un mote, por ejemplo: Tulius de Roma. La costumbre del imperio romano de poner un mote perduró en España, donde llegaron a existir nombres como Don Pedro Martínez de Luna 'El Viejo'.
De igual modo, existieron una serie de nombres en el imperio romano que tenían su origen en el padre (nombres patronímicos), como Eácides, que significa 'hijo o nieto de Eaco'. En el caso de las mujeres, ellas llevaban el nombre patronímico durante el tiempo que eran solteras y, luego, añadían el de su marido para dar a conocer su estado civil.