El refresco y agua mineral son dos bebidas con gas famosas, pero el primero es más popular entre la población, de hecho México es el país que más consume dicho producto, se acuerdo con la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).
Probablemente el refresco es el preferido de muchos porque es dulce; en tanto, el agua mineral tiene un sabor singular, que no es agradable para todos.
Sin embargo, la bebida saborizada no es una buena opción, en cuanto a salud se trata, ya que contiene azúcares y edulcorantes que son dañinos.
En la edición de mayo de la Revista del Consumidor, la Profeco resalta que la obesidad está ligada al consumo de refrescos, por su contenido de azúcares.
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Por otra parte, subraya que la obesidad aumenta el riesgo de padecer enfermedades como: diabetes, hipertensión, cáncer y enfermedades cerebrovasculares, que incrementan el riesgo de muerte prematura.
Además de azúcares, algunos refrescos contienen edulcorantes no calóricos (aspartame, acesulfame K, sucralosa, estevia y ciclamato de sodio), que pueden provocar resistencia a la insulina y aumento de la glucosa en sangre.
Por si fuera poco,algunas bebidas saborizadas cuentan con jarabe de maíz de alta frutosa, edulcorante que puede generar adicción, problemas de comportamiento, alteración en el sentido del gusto y dolores de cabeza.
Debido a lo anterior, el agua mineral es mejor que el refresco, ya que se trata de un producto natural, el cual se obtiene de manantiales.
El agua mineral no solo hidrata el cuerpo, también aporta una gran cantidad de minerales, como; calcio, magnesio y sodio, que son necesarios para la salud y bienestar.
¿Cuál es el origen del agua mineral?
Con el deshielo y las lluvias, el agua se filtra a través de las rocas de las montañas y la tierra, adquiriendo de esta manera sus minerales característicos. Al final de su recorrido, llega a un acuífero, donde puede permanecer durante miles de años y se encuentra alejado de la contaminación, de ahí que sea bacteriológicamente pura.
A diferencia del refresco, el agua mineral no recibe ningún tratamiento químico; de hecho, su envasado debe realizarse al pie del manantial.
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