A pesar de que en estos años Sergio “Checo” Pérez se mantiene en los primeros lugares en la Fórmula 1, el piloto también tuvo momentos que fueron muy difíciles para él.
Ser piloto de automovilismo en México no es fácil, porque a pesar de ser una carrera muy cara, también había muchas complicaciones por la cual el tapatío se vio forzado a retirarse al extranjero para seguir sus sueños.
La vida de “Checo” en Alemania
Con ganas de convertirse en un piloto, “Checo” decidió cruzar el charco a la edad de 15 años, aunque había varios problemas en esa decisión.
De acuerdo con el libro “Nunca te rindas”, escrito por Alejandro Rosas y Francisco Javier González, señalan que con todo y el pedido que le hizo Sergio a Slim, para que le incrementara su apoyo y sin saber inglés, el tapatío se aventuró a irse a Alemania para perseguir su sueño.
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Era el año 2005 y la Fórmula BMW, en Alemania, le abría sus puertas para ingresar, pero “Checo” vivió momentos pesados mientras estaba en Europa.
De acuerdo con el texto, el dueño de esa escudería tenía un restaurante donde Sergio ayudó con las labores, principalmente cocinar postres, aunque al principio dormía en costales de harina y vivió en una habitación, ubicado arriba del restaurante, durante sus primeros años.
Su estancia en Vilsbiburg fue pesada: no convivió con nadie, salía a caminar solo y nada más visitaba a un vendedor de boletos, de la estación de trenes.
Pero lo compensaba con la fecha del serial, donde se iba con el dueño del equipo al circuito, el cual se sorprendían “de que alguien tan joven se subiera a un auto de carreras de esa potencia”.
Aunque otro de los secretos que guardó “Checo” en esos años fue sobre su edad, porque tuvo que mentir al decir que cumpliría 16 años, al ser la edad permitida para correr y subirse al auto de la Fórmula BMW.