Nuestro nombre completo está compuesto de una historia que se remonta años atrás de madre y padre, ya que dentro de los nombres familiares hay una serie de costumbres e historias que no siempre es fácil de identificar al primer vistazo. Por ello te decimos si tu apellido es patronímico o toponímico.
Una de las primeras peculiaridades es que desde hace mucho tiempo se buscaba identificar a las personas al referirlas a su lugar de procedencia, como Heráclito de Efeso o Protágoras de Abdera. Tanto Efeso como Abdera son topónimos porque son los lugares de donde venían de ambos personajes.
Pero no se puede decir que fueran los primeros apellidos, pues no tenían características hereditarias. Los que comenzaron a heredarse fueron los patronímicos, que se derivaban del nombre del padre y por lo regular tenían la terminación az, ez, iz y oz, según explica el genealogista Prudencio Bustos Argañaraz en su artículo Orígenes de los apellidos hispanoamericanos.
Dime tu apellido y te diré si es patronímico o toponímico
Así que si tu apellido es Rodríguez, Ortiz, Muñoz, Sánchez, Martínez, o tiene terminaciones semejantes, entonces se trata de un patronímico. También lo es si es igual a un nombre, como Alonso, Beltrán, García, Arias, entre otros.
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Si cuentas con alguno de ellos, es muy probable que uno de tus antepasados haya tenido el nombre que actualmente es tu apellido.
Por otro lado los toponímicos se caracterizan por referirse al lugar y usualmente tienen la partícula "de", como Juan de Toledo, Juan de Cáceres, del Campo, de la Colina, de la Vega, de los Ríos, entre otros. Aunque la preposición "de" también indica posesión.
Nombres familiares como Alemán, Andaluz, Navarro, Cordovés, Campero, Serrano, Isleño, entre otros del mismo tipo se clasifican como gentilicios y mencionan el lugar de nacimiento de la persona, explica Bustos Argañaraz.
Si tienes un apellido de estos, probablemente alguno de tus antepasados vivió en la zona a la que hace referencia, fue un señor o gobernante de dicho lugar.
También hay nombres familiares que describían las características de una persona, su condición social o su actividad, como Buenrostro, Cortés, Noble, Duque, Escribano, etc., o que son traducidos o transliterados de otros idiomas, como Campana (del inglés Campbell) y Zapatero ( del alemán Schumacher).