Conocer quiénes eran nuestros ancestros, de dónde venían y a qué se dedicaban, siempre resulta interesante y en algunos casos hasta importante, así que hay quienes se llegan a preguntar ¿mis antepasados eran de clase alta? Estos apellidos te lo dicen.
Y es que nuestro nombre completo no sólo nos identifica, sino que nos vincula con nuestra familia del presente y del pasado, con toda su historia, los oficios a los que se dedicaban e incluso qué posición en la sociedad tenían.
Desde el siglo XVI, tras la conquista, en México los curas comenzaron a registrar los apellidos mediante el bautismo, pero hacia finales del siglo XIX, cuando comienza a agudizarse la pugna entre la Iglesia y el Estado, esa tarea sería parte de las funciones del Registro Civil.
¿Tus antepasados eran de clase alta? Estos apellidos te lo dicen
Los primeros apellidos, los patronímicos, se derivaban del nombre del padre al hijo y los comenzaron a utilizar los nobles españoles hacia los siglos X y XI de nuestra era; Ramírez significa hijo de Ramiro, Ruiz de Ruy y Muñoz de Munio, por poner sólo tres de los ejemplos que nos da el estudioso Prudencio Bustos Argañaraz.
Te podría interesar
Si bien los patronímicos fueron los primeros nombres familiares en ser usados, no han sido los únicos, ya que también se encuentran los que dan cuenta del lugar donde nació una persona (los gentilicios) y los que describían la posición social de una persona (los personales o descriptivos), explica el estudioso en el texto Orígenes de los Apellidos Hispanoamericanos.
Así los apellidos que muestra un estatus social y surgieron porque pertenecían a miembros de la clase alta son:
- Caballero
- Conde
- Duque
- Escudero
- Noble
- Hidalgo
Semejantes son los que proceden de una profesión u oficio: Sastre, Alcalde, Herrero, Peón, Sacristán, Abad, Guerrero, entre otros.
Así como también son famosos aquellos que provienen de un presunto hecho famoso que protagonizó un antepasado: Niño de Guzmán, Cabeza de Vaca, Montero de Espinosa, Hurtado de Mendoza, pero regularmente forman parte de lo legendario, explica Bustos Argañaz.
Si bien en sus inicios los primeros apellidos (los patronímicos) eran personales y no se heredaban más allá de la primera generación, debido a que sólo se pasaban del padre al hijo, hacia el siglo XV comenzaron a transmitirse sin variaciones a las generaciones sucesivas.