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GENEALOGÍA

¿Cuándo y en qué país surgieron los primeros apellidos? Esta es la historia

Los apellidos surgieron para identificar a las personas, en un inicio de la nobleza, que tenían el mismo nombre.

Los nobles fueron los primeros en adquirir la costumbre de ponerse apellidos. Créditos: Pixabay
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La costumbre de ponerle nombres a las personas es una de las actividades que realizaban las civilizaciones más antiguas del mundo, pero el acto de apellidar es más reciente. Pero, ¿cuándo y en qué país surgieron los apellidos? Te contamos. 

Y es que el primer nombre del que se tiene registro es Kushim, que se encontró en una tablilla mesopotámica que data del año 3 mil 100 antes de Cristo (a.C), lo que significa que esta manera de identificar tiene más de 5 mil años. 

Un poco más adelante, entre los antiguos griegos y sus vecinos, se sabe que además de los nombres se solían añadir calificativos que designaban el lugar del que nacieron (toponímicos), como Heráclito de Éfeso, así como patronímicos para aclarar de quiénes se trataba, como a Aquiles que se le solía decir el pélida por ser hijo de Peleo.    

También hubo personajes históricos a los que se nombraba con su actividad distintiva, como Juan el Bautista, quien se diferenciaba de Juan el Evangelista, ambos presentes en la Biblia.

¿Cuándo y en qué país surgieron los apellidos?

En medio de una convivencia de nombres romanos, judíos, godos y árabes, surgieron los primeros apellidos en España hacia finales del siglo IX de nuestra era para identificar a las personas que llevaban el mismo nombre, aunque todavía tardarían varios siglos en adquirir las características de transmisibilidad, indica Prudencio Bustos Argañaraz. 

En su artículo Orígenes de los Apellidos Hispanoamericanos, cuenta que las primeras personas en usar la costumbre de poner nombres familiares fueron los miembros de la nobleza y posteriormente también lo harían quienes pertenecían a los demás estratos. 

Los primeros apellidos en usarse fueron los patronímicos, que se forman a partir del nombre del padre y por lo general adoptaban las terminaciones az, ez, iz y oz, como Rodríguez que indicaba que era hijo de Rodrigo; Martínez de Martín; Ramírez de Ramiro y así muchos otros. Este modo de apellidar apareció alrededor de los siglos X y XI.   

Aunque algunas de estas nomenclaturas no sufrían modificaciones, pues se quedaban en los hijos tal cual como estaban los nombres de los padres, como Alfonso, Alonso, García, Duarte, Beltrán, entre otros. 

Luego seguirían otra clase de modos de apellidar, como los que designaban el lugar, ejemplos de ello son José de la Colina o Andrés de la Vega; los que describían algún rasgo físico, como Moreno, Blanco, Bello, entre muchos otros. 

Pero no sería sino hasta el siglo XV cuando los apellidos patronímicos comenzaron a transmitirse sin variaciones a las generaciones sucesivas; muchos de ellos son los que actualmente poseemos. Con información de Yuval Noah Harari