Debido a las plagas de ciertos animales, han surgido los insecticidas, pero más que un ‘salvador’ es un producto que puede ocasionar la muerte; por ello es importante saber cuál se puede usar moderadamente.
De acuerdo con un estudio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los insecticidas son responsables de aproximadamente 200 mil muertes por intoxicación aguda cada año.
“Además de las muertes directas, la exposición crónica a los plaguicidas se ha relacionado con el cáncer, enfermedades como Alzheimer y Parkinson, alteraciones hormonales, trastornos del desarrollo y esterilidad”, se indica en el diario La Vanguardia.
¿Cuál es el insecticida más peligroso?
Con base en información del Instituto Nacional de Salud Pública, la composición química de los insecticidas se clasifican en orgánicos e inorgánicos.
Los orgánicos atacan el sistema nervioso central o interrumpen el crecimiento de los insectos; mientras que los inorgánicos provocan la deshidratación y asfixia.
Los insecticidas de mayor toxicidad son:
- Los piretroides (pyrethroids) como permethrin, cyfluthrin, cypermethrin y bifenthrin, los cuales, si llegan hasta las vías fluviales, matan a los organismos acuáticos.
- Los organofosforados como malathion, disulfoton y acephate, tóxicos para los enemigos naturales.
- Carbaryl daña a las abejas, enemigos naturales y lombrices de tierra.
- Imidacloprid es un insecticida sistémico que puede ser tóxico para las abejas y avispitas parásitas, especialmente si se aplican a plantas en flor.
- Metaldehyde es cebo para caracoles, el cual es tóxico para perros y animales silvestres.
Dichos productos no solo intoxican a los animales, sino también a los humanos, por ello, el Centro Regional de Investigación en Salud Pública realiza una evaluación de calidad y efectividad de diversos productos que se utilizan.
Es necesario resaltar que dicho organismo asegura que todos los insecticidas en general son nocivos para la salud. Así que, se recomienda que su uso sea moderado.