Al igual que la duda de qué pasa con las heces humanas en los aviones, mucha gente seguramente piensa qué pasa con estos desechos en los cruceros. La realidad es que las embarcaciones tienen prohibido tirar sus residuos al mar, por lo que se han visto obligados a crear mecanismos.
Todas las aguas residuales de un barco se recolectan y se dividen en varias categorías. Con eso se permite que todo lo reutilizable tenga un segundo uso y que lo que ya no sirve sea consumido por las bacterias. Estas son las tres divisiones:
- Aguas grises: fregaderos, lavanderías y desagües.
- Aguas negras: cocinas y baños.
- Agua de sentina: aceites liberados de los equipos en los compartimentos del motor del barco.
¿Qué pasa con la popó en un crucero?
Las heces fecales pertenecen a las aguas negras, aquellas que se someten a un sistema de tratamiento integrado. Este pasa por una “cámara de aireación” que está llena de bacterias. Estos bichos se encargan de descomponer todos los contaminantes del agua.
Enseguida se ingresa el líquido en un sistema de filtración de membrana que le quita todavía más impurezas. Luego se va a la “cámara de sedimentación”, donde las sustancias pesadas se hunden y el agua limpia queda hasta arriba.
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Finalmente, los desechos que quedan hasta el fondo se devuelven en varias ocasiones para realizar el mismo proceso. Al final lo que queda se elimina en incineradores de bajas emisiones.