La Navidad es una fecha distintiva e icónica: inmediatamente reconocible por sus adornos y colores característicos, entre los cuales los más destacados son el verde y el rojo, pero, ¿sabes qué significan? Aquí te lo explicamos.
Existen muchísimas teorías sobre el significado de estos colores, pero aún no se sabe el origen exacto, lo que sí es que la asociación de estos tonos con las festividades de fin de año se remonta a la Edad Media.
De hecho, como primer punto podemos imaginar que el color verde es por la naturaleza, ya que regularmente los arboles de Navidad son de esa tonalidad; mientras que el rojo es porque algunas plantas llegan a tener tonos rojizos por el invierno, como, por ejemplo, la flor de pascua. Sin embargo, esto se sigue cuestionando.
Teorías sobre los colores de la Navidad
La primera teoría sobre los colores navideños se remonta a hace un par de centurias, justo en el siglo XIX, donde la reina Victoria de Inglaterra introdujo la moda de decorar un árbol y poner regalos debajo de éste.
En 2011, un artículo de la BBC señaló que la sociedad británica reconoció el acebo como una planta navideña, pues ese color rojo y verde propios de este árbol, está en su psique gracias a las costumbres victorianas y a una pintura medieval que aún se puede ver en los biombos de los siglos XV y XVI.
Bucklow, un catedrático de la Universidad de Cambridge, en una investigación ha revelado que la tradicional combinación de colores navideños, como el rojo y verde o el azul y dorado, podría tener sus raíces en la antigua práctica de decorar los coros altos de las iglesias inglesas. Estos coros altos, estructuras de madera que marcaban la transición entre lo mundano y lo sagrado, eran meticulosamente decorados siguiendo patrones diseñados por alquimistas y astrólogos que precedieron al cristianismo.
Según el catedrático, estos coros altos eran obras de arte público pagadas por los feligreses y representaban no solo santos locales, sino también combinaciones simbólicas de colores y diseños. La conexión entre el azul y el dorado, representando los elementos agua y fuego respectivamente, revela un intrigante simbolismo que data de épocas antiguas.
Durante la restauración victoriana de estas estructuras, se descubrió que la combinación de colores podría haber sido adaptada para marcar el final de un año y el comienzo del siguiente, añade el experto Austin Thompson. Este hallazgo arroja nueva luz sobre la forma en que los antiguos rituales y simbolismos se han entrelazado con nuestras celebraciones modernas de la Navidad.
Otra teoría fascinante apunta hacia la naturaleza, sugiriendo que el acebo, con sus frutos rojos vibrantes, desempeñaba un papel significativo en los rituales medievales para alegrar los sombríos inviernos. La tradición de utilizar árboles de hoja perenne y plantas que florecen incluso en invierno, como el acebo y el muérdago, ha perdurado a lo largo de los siglos, influenciando la elección de decoraciones para la temporada festiva.
Finalmente, con un toque de humor, algunos sostienen que el rojo asociado popularmente con la Navidad proviene del hongo amanita muscaria, un hongo alucinógeno. Se sugiere que este podría ser el secreto detrás de la habilidad de Papá Noel para volar y estar en muchos lugares al mismo tiempo. Una conexión divertida que añade un giro inesperado a la historia de la decoración navideña.
Estos descubrimientos ofrecen una nueva perspectiva sobre la rica historia detrás de nuestras tradiciones navideñas, revelando conexiones profundas con antiguas prácticas esotéricas y la naturaleza misma.