El tequila, como indica su historia, nace en México e incluso sólo el que hace en el país se denomina de esa manera, pero ¿sabías que los árabes influyeron en la creación de la bebida nacional tal como la conocemos ahora? Te contamos.
Las primeras leyendas cuentan que la bebida espirituosa surgió luego de que un rayo golpeara unos agaves, provocando un incendio en la zona, gracias a lo cual se originó una especie de miel que, tras fermentarse, otorgaba efectos relajantes a quienes la bebían.
Además se reconoce que antes de la conquista, en territorio mexicano se utilizaba el agave para producir bebidas alcohólicas de carácter ritual, de acuerdo con el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP).
Pero se establece que el tequila nace tras la conquista de los españoles, aproximadamente en el año de 1538 en el pueblo mágico de Tequila, Jalisco, informa la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
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¿Cuál es la relación de los árabes con el tequila?
Y es que los conquistadores se trajeron de España los alambiques, con los cuales se destila la bebida mexicana luego del proceso de fermentación, y es aquí donde entran los árabes.
De acuerdo con el libro Denominaciones de origen (2016), de la Secretaría de Economía y el IMPI, los primeros documentos en los que se habla de la destilación de alcoholes son textos persas y musulmantes que datan de los siglos VIII y IX, ya que fueron ellos quienes inventaron los alambiques.
Los árabes llevaron consigo sus inventos a las península Ibérica hacia el siglo VIII y de ahí los trajeron para América aproximadamente 7 siglos despúes, donde serían empleados para la producción de bebidas alcohólicas.
Todo tequila debe pasar por el proceso de la destilación de mostos para poder denominarse así, de acuerdo a la Norma Oficial Mexicana NOM 006-SCFI-2012.
¿Cuál es el proceso con el que se elabora el tequila?
De acuerdo con el texto, el proceso definitivo de la elaboración del tequila se logró durante el siglo XIX, mismo que ha tenido algunas variaciones desde entonces.
Primero se cosecha el agave azul, donde les retiran todas las hojas hasta quedar lo que se conoce como piña. Luego se destrozan las piñas para ser horneadas de 36 a 48 horas; ya cocidas se les sacan los mostos o jugos que se ponen en recipientes para que se fermenten de 12 a 18 horas.
Pasado el tiempo necesario se separa el agua del alcohol mediante el proceso de la destilación que se realiza en alambiques, donde el líquido resultante vuelve a destilarse y se obtiene una sustancia de entre 70 y 80 grados de alcohol que se rebaja y, dependiendo del tipo de bebida, se deja reposar o añejar.
Así que los árabes contribuyeron a que el tequila, que actualmente llega envasado y etiquetado a donde se adquiere, tuviera parte de sus características actuales.