El tema de la ducha siempre genera un intenso debate: por un lado hay quienes se bañan diariamente e incluso hasta dos veces al día, pues no hacerlo lo consideran poco higiénico, mientras que otros lo hacen cada tercer día, pero ¿cada cuánto tiempo es el ideal? Te decimos.
Aunque la respuesta podría ser bastante sencilla y tornarse a un simple; que cada quien se bañe cuando quiera, la realidad es que la ciencia tiene la mejor solución para ponerle fin a este conflicto de ideas.
Y es que según un estudio de la Universidad de Columbia bañarse todos los días no es lo ideal para el cuerpo humano, así que aquellos que se duchan diariamente y hasta dos veces están del lado equivocado.
¿La razón? Al bañarse todos los días, la piel pierde sus aceites naturales lo que puede generar que se ponga rasposa y reseca, pero eso no es todo, ya que también puede atraer otras problemáticas.
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De acuerdo con la revista Time, quien se encargó de recopilar las opiniones de varios expertos, señala que asearse en exceso puede llegar a debilitar el sistema inmunológico, esto al eliminar algunas bacterias necesarias para el organismo y multiplicando la presencia de gérmenes y microorganismos que atacan la piel, además de secar y agrietar la epidermis.
¿Cada cuánto hay que ducharse?
Por lo tanto, lo que la ciencia recomienda es que las personas deben bañarse solamente una o dos veces a la semana; sin embargo, esto está ligado con una alta frecuencia de lavado de manos y el cambio diario de ropa limpia para mantener una buena salud.
Cabe señalar que lo anterior no aplica en los casos donde se presenten circunstancias añadidas de sudoración, pues en estas situaciones lo mejor es incrementar la frecuencia de la ducha.
No obstante, las personas que no deseen hacerle caso a la ciencia y prefieran seguir bañándose diariamente, los expertos recomiendan no enjabonarse todo el cuerpo, y sólo hacerlo en zonas donde se producen más secreciones como glúteos, ingle, axilas, genitales y pies.
Asimismo, se aconseja limitar el uso de productos químicos como jabones y shampoos para evitar que éstos dañen la piel. También recomiendan no bañarse con agua muy caliente, para evitar resecar la piel, provocar flacidez y afectar la circulación de la sangre.
Otro punto a considerar en la ducha es renovar habitualmente la esponja, porque puede ser un foco de propagación de bacterias, así como secar perfectamente todas las partes del cuerpo para evitar que restos de humedad propicien la aparición de hongos. _ Con información de QG y Time