A pesar de que poco a poco vivimos en una era más individualista y con mayor conciencia de género, en algunos países, como Estados Unidos o Reino Unido, todavía más de la mitad de las mujeres casadas se apropian del apellido de sus esposos.
Eso se debe a una mera “tradición patriarcal”, dijo Simon Duncan, profesor de la Universidad de Bradford, en Reino Unido. “La idea de que una mujer casada se convertía en una de las posesiones del hombre”.
No sólo Estados Unidos, también gran parte de Europa occidental sigue el mismo patrón con excepción de España, Islandia y Grecia.
Sin embargo, los motivos del porqué todavía algunas mujeres se cambian el apellido fueron la persistencia del poder patriarcal y la idea de ser una “buena familia”, de acuerdo a resultados de una investigación liderada por Duncan, según compartió con la BBC.
Te podría interesar
Deborah Carr, profesora de sociología y directora del Centro de Innovación de la Universidad de Boston confirma a CNN que -culturalmente- se trata de una noción de propiedad “del padre” y “del esposo”. También puede deberse a que políticamente hablando, adoptar el apellido del marido otorga ciertas protecciones legales, económicas y familiares, especialmente cuando hay hijos de por medio.
No obstante, solo el 20 o 30 % de las mujeres casadas en Estados Unidos mantienen sus apellidos.