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¿Apropiación cultural? Marca de ropa japonesa se "roba" al sarape mexicano

La casa de diseño lanzó su línea sin haber llegado a un acuerdo justo para los artesanos mexicanos.

La marca Junya Watanabe no había cerrado un acuerdo justo con los artistas originarios de nuestro país y utilizó sus diseños.Créditos: Instagram junyawatanabe
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La marca japonesa Comme des Garçons Co. no cumplió su acuerdo con las comunidades creadoras del sarape tradicional al anteponer su agenda comercial al acuerdo ético que se tenía con las comunidades artesanas de Saltillo, Coahuila, y Contla, Tlaxcala, informó la Secretaría de Cultura del Gobierno de México.

Resulta que el 24 de noviembre, la marca buscó a la embajada de México en Japón para manifestar su interés de colaborar con los artistas originarios de nuestro país y conocer cuáles eran los pasos para poder usar los patrones que solamente le pertenecen a los artesanos.

Instagram junyawatanabe

La Secretaría de Cultura facilitó el encuentro entre los pueblos dueños del diseño del sarape tradicional para hablarles de la propuesta y fungir como intermediaria entre las dos partes. Los acuerdos promueven pagos justos, muchas veces equipos de trabajo, y en esta ocasión se hablaba de la posibilidad de crear una línea en conjunto a futuro.

Sin embargo, Comme des Garçons Co. no respetó las negociaciones y lanzó de forma apresurada su colección Junya Watanabe Man Fall/Winter 2022 sin haber acordado un convenio justo para los artistas mexicanos, quienes trabajaron desde un inicio con la marca. Además, publicaron que la Secretaría de Cultura estaba enterada de todo esto, esta información fue totalmente rechazada por el organismo, que reiteró que solo funge como intermediario.

Los derechos del sarape le pertenecen solamente a las comunidades de Saltillo en Coahuila y de Contla en Tlaxcala y ellos son los que deciden que se hace y que no con el patrimonio cultural de su región.

junyawatanabe

Los artistas mexicanos intentaron pedirles a la marca que las prendas trajeran una etiqueta especial que reconociera el trabajo de las comunidades, el pago de sus derechos y materiales. Ambas partes  continuarían las negociaciones hasta llegar a un acuerdo que beneficiara a los dos.

La marca se adelantó y robó el trabajo que los artesanos habían hecho, ya que todavía no se llegaba a un acuerdo justo, por lo que de acuerdo con la Secretaría de Cultura incurrieron en una “mala práctica”.