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Luis Echeverría y el 'sueño guajiro' del Modelo de Desarrollo Compartido

El expresidente fincó las esperanzas de su sexenio en un modelo económico que impulsó el crecimiento… pero que terminó en devaluación.

Los resultados del plan de Echeverría fueron contrastantes: el PIB creció a tasas altas, pero hubo devaluación y una alta inflación.Créditos: Juan Carlos García
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El expresidente Luis Echeverría Álvarez falleció a los 100 años de edad. Entre los legados del exmandatario se encuentra el modelo económico en el que fincó las esperanzas de su sexenio, llamado ‘modelo de desarrollo compartido’ y que además fue el último modelo antes del conocido como ‘neoliberal’, que en estos días se escucha muy seguido.

Echeverría gobernó México de 1970 a 1976, en momentos en los que el PRI era un partido hegemónico y las elecciones eran más bien una comparsa electoral en la que siempre ganaban los mismos. El exmandatario sucedió a Gustavo Díaz Ordaz.

El ‘Desarrollo Compartido’ fue el sucesor del modelo de ‘Desarrollo Estabilizador’, que se instauró en México desde la década de los 50 hasta 1970 y que significó “una política fiscal y de estabilización monetaria que llevó a México a “un periodo de crecimiento económico siendo conocido como la época del milagro mexicano”, de acuerdo con el Gobierno federal.

El ‘Desarrollo Compartido” se da luego de que el Gobierno de Echeverría se planteó “la necesidad de modificar el modelo en donde el Estado tenga una mayor participación buscando apoyar la política de inversión que se venía dando, con una fuerte inversión se consideraba que la situación económica mejoraría y el comportamiento de las variables macro presentarían signos favorables incentivando nuevamente el crecimiento”, de acuerdo con el investigador Laureano Hayashi, en su texto ‘Modelo de Desarrollo Compartido 1970-1982’.

El plan nacional, escribe Hayashi, consistía en que el Estado fortalecería a las empresas bajo su propiedad o con una fuerte participación. Se adquirieron más empresas y se crearon otras, sobre todo empresas de servicios que apoyarían la inversión en el campo, así como la distribución de las mercancías, fideicomisos para el otorgamiento de créditos, apoyando al agro y la pesca. En este sentido el eje del proceso fue el gasto público federal, acentuando la inversión y apoyándose en el endeudamiento externo y la boyante industria petrolera que había descubierto extensos yacimientos petroleros a inicios de la década, agrega.

Los resultados del plan de Echeverría fueron contrastantes

Por un lado, el PIB creció a tasas altas, aunque por el otro México conoció el terror de la devaluación y una alta inflación.

El PIB creció 89.5 por ciento durante los setenta a una tasa promedio anual del 6.6 por ciento. En el sector secundario en 101 por ciento a una tasa del 7.2 por ciento anual, donde la industria manufacturera creció a una tasa anual del 6.3 por ciento; en tanto que el de servicios crece en un 92 por ciento a una tasa anual del 6.7 por ciento, y el agropecuario en un 34.4 por ciento a una tasa del 3.4 por ciento anual. Mostrando en conjunto un crecimiento sostenido durante la década, solamente en 1977 tuvo la tasa más baja de crecimiento que fue del 3.4 por ciento

En tanto que la inflación alcanzó niveles superiores a dos dígitos, alcanzando en 1977 el récord de 28.9 por ciento, debido en gran parte a la devaluación de 1976.

“La inflación subió a una tasa de dos dígitos en 1973 y saltó a 20 por ciento en 1974. La inflación fue atizada por la rápida expansión del gasto público, el efecto del choque petrolero en 1973, y también por choques de oferta agrícola negativos que movieron los términos de intercambio a favor de la agricultura. Más aún, para 1973 las negociaciones de los salarios mínimos (y probablemente de otros contratos salariales) pasaron de ser bianuales a anuales, reforzando con ello la inflación”, señala el autor en el texto publicado por la Facultad de Economía de la UNAM.

Y la situación empeoró como resultado de la fuga de capitales por parte de los inversionistas que se anticiparon a un cambio obligado en las políticas existentes.

“A pesar del aumento a los controles y aranceles a la importación, la presión sobre la balanza de pagos obligo al gobierno a devaluar el peso en cerca del 100 por ciento en agosto de 1976, abandonando la paridad en el tipo de cambio que había permanecido fijo por más de 20 años. Por primera vez desde los años cincuenta, el gobierno tuvo que asistir a la ayuda financiera del Fondo Monetario Internacional”, explica Laureano Hayashi.

Se fue Echeverría y con él la época de buenos tiempos económicos para México. En los siguientes años, la palabra 'crisis' se volvió familiar para las y los mexicanos, junto a devaluación e inflación. Vinieron años oscuros, pese a los tesoros petroleros que se encontraron. Pero esa es otra historia...