El peso mexicano tiene una larga historia desde su origen hasta nuestros días, una parte la has podido conocer al descubrir cómo lucían las primeras monedas y billetes utilizadas en el país, pero ahora te contaremos acerca de la moneda que se usaba en la Nueva España.
Para el sistema prehispánico se hacía uso del trueque de mercancías, donde el artículo principal que se utilizaba era el cacao; sin embargo, cuando los españoles lograron conquistar el territorio mexicano adecuaron el sistema económico que tenían para los nuevos territorios y adaptaron el prexistente a sus necesidades materiales.
De esta forma y a fin de cubrir la demanda, Hernán Cortés encontró la solución de instalar una fundición para crear un sello de hierro con el cual se marcaban pequeños tejos de oro y plata que funcionaban como moneda dentro del nuevo territorio.
Posteriormente, se ordenó que las monedas de oro producidas tuvieran una tercera parte de cobre, mismas que fueron conocidas como ‘peso de oro de tepuzque’, misma que era producida a golpe de martillo y por ese motivo, no todas las monedas eran iguales.
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Tras ello, en 1535 fue creada la Real Casa de Moneda de México, durante el periodo del primer virrey Antonio de Mendoza, la cual, creó la moneda de vellón que al igual que en España era una moneda provisional, así como la de plata, que se convirtió en la más importante para la ceca mexicana debido a la gran cantidad de ese metal que se extraía de las minas de nuestro país, su calidad y la articulación que dio al imperio para su inserción al mercado mundial.
De esta forma las primeras monedas acuñadas fueron las de plata. Llevaban impresas una cruz y las armas del reino. Y así se mantuvo hasta 1732, cuando aparecieron las llamadas de tipo columnario, reemplazadas en 1773 por las monedas de busto, que tenían a los reyes de España en el anverso.
También se crearon las monedas menudas, las cuales fueron insuficientes y cayeron en el olvido, hasta que fueron retomadas hasta finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX.
Sin embargo, la producción de plata no fue capaz de satisfacer las necesidades en materia de transacciones de la población dentro del territorio novohispano, por lo que la moneda menuda fue el medio real de plata.
Ante la serie de complicaciones en su producción y el abuso en los precios de productos, predominó el uso de seudomonedas y signos monetarios tales como los ‘tlacos’ que funcionaron como una medida del valor de las mercancías, una figura a la que se sumó el cacao, el cual también llegó a usarse como moneda menuda y su división la obtenían de su precio, el cual era muy estable.
El tlaco era la mitad de un medio real, la moneda de más baja denominación que se acuñó en la Nueva España, que aunque no tenía validez oficial al igual que los pilones, fueron soluciones que aparecieron en aquellos años para las necesidades del movimiento mercantil.