Un productor de aguacate en Michoacán que ofrece su producto a los mercados de la Ciudad de México gana en promedio 38 pesos por kilo mientras que en promedio los consumidores pagan 83 pesos por esa misma cantidad.
No obstante, ese producto registró un aumento similar en ambos precios entre enero y mayo de este año, de 81 y 83 por ciento, respectivamente. Esta alza se debe a la inflación, que en los últimos meses ha alcanzado niveles récord desde hace 20 años.
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De acuerdo con Juan Carlos Anaya, director del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), esta diferencia se debe a los costos que cobran los intermediarios.
"El tema es que el margen de comercialización entre lo que paga el productor y el consumidor. Las manos de intermediación, la central de abastos o los autoservicios", comentó en entrevista para Atando Cabos con Denise Maerker.
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"Se debieran analizar esas cadenas, si no hay especulación o acaparamiento, no estamos hablando de control de precios sino que funcionen de manera adecuada", agregó.
Un caso distinto es por ejemplo el del limón, que en su precio al productor subió 116 por ciento, aunque estos sólo reciben 26 pesos por kilo, mientras que los consumidores presentaron un alza de 80 por ciento, aunque estos terminan pagando 72 pesos por kilogramo del fruto.
Otro caso es el del jitomate, en el cual el precio al productor se incrementó apenas 13 por ciento en los primeros 5 meses del año, mientras que el consumidor paga 23 por ciento más por esta fruta.
"En el tema del precio del productor puede haber temas del crimen organizado, donde ellos mismos están manejando la oferta del producto que lo disminuye para aumentar los precios. Ha habido los casos, principalmente en Michoacán. En otros es todo lo que cobran para los embarques, para el transporte, pero también estamos viendo efectos de los robos que cada día están manejando las empresas y eso está incrementando los costos de los seguros", advirtió.
A ello se suman los costos que ofrecen las centrales de abasto, donde se requiere mayor presencia de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) y la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) para verificar que los precios que se ofrecen de productos como aguacate, jitomate o limón, entre los más afectados por la inflación, sean acorde al mercado.