Similar a lo que ocurre con los refrescos, como la Coca-Cola, las bebidas alcohólicas también cuentan con un impuesto especial en México, lo que les confiere un mayor precio al momento de llegar a los consumidores. A esto se suman factores como el Impuesto al Valor Agregado (IVA) o la inflación, que se ubica en 8.53 por ciento, según el Inegi.
De entre las bebidas alcohólicas que reciben un Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) se encuentra Rancho Escondido, un licor de agave que cuenta con diferentes sabores y que tiene una graduación alcohólica del 28 por ciento. A continuación te decimos cuánto costaría sin impuestos.
¿Cuánto costaría Rancho Escondido sin los impuestos?
De acuerdo con precios consultados en establecimientos como La Europea o Walmart, cada botella de Rancho Escondido tiene un precio de 67 pesos. En tanto que el IVA se ubica en 16 por ciento, lo que da un total de 10.72 pesos conforme al precio del licor de agave, si le restamos esa cantidad da 56.28 pesos.
A esa cantidad hay que restarle el IEPS, que es del 30 por ciento en el caso de los destilados, que da 16.84 pesos. Es así que una botella de Rancho Escondido tendría un precio de 39.44 pesos, en caso de que no existieran impuestos; esto es similar al precio que tiene una cerveza grande (o caguama) en la actualidad.
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El Instituto Nacional de Salud Pública (INPS) refiere que los impuestos al alcohol, tabaco y bebidas azucaradas "son relativamente bajos comparados con los que existen en otros países". En el caso de fermentados, como la cerveza, es del 26 por ciento; mientras que en destilados, como el licor de agave, va del 30 al 53 por ciento.
¿Sirve el impuesto a las bebidas alcohólicas para desincentivar el consumo?
Según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, presentada en 2018, el consumo de bebidas alcohólicas aumentó en hombres y mujeres durante un periodo de seis años: en los varones pasó del 67.8 al 80.6 por ciento; mientras que en mujeres subió de 41.3 a 49.9 por ciento.
Las personas que beben diario, según la encuesta, pasaron del 1.0 por ciento al 5.7 por ciento; quienes ingieren bebidas alcohólicas de forma semanal pasaron del 9.5 al 30.2 por ciento. Los bebedores ocasionales cayeron, pues pasaron del 75.9 al 47 por ciento, lo que refleja el aumento del consumo de estas bebidas en México.
Un consumo excesivo (y no moderado) de bebidas alcohólicas puede originar varias enfermedades crónico-degenerativas como diabetes, hipertensión o hasta cáncer. Cuando las personas no pueden moderar su consumo, enfrentan una adicción conocida como alcoholismo.