Insumos conocidos en la dieta diaria de la población mexicana no son ajenos a los efectos de la inflación. En las calles, el aumento de precios se refleja en distintos espacios, uno de ellos es en las taquerías.
Para Daniela Mora, empleada de un negocio en el área conurbada de la Ciudad de México que se especializa en la venta de tacos de cochinita pibil, hay una anécdota que vivió hace 2 semanas y que refleja esta situación.
Te podría interesar
Cuenta que platicaba con un cliente sobre que el precio del limón estaba “muy caro” en mercados y supermercados. Entonces, en forma de broma, él le dijo que mejor le vendiera limones en vez de los tacos.
A unos metros de ahí, Carlos Vázquez, mesero de una taquería, lo nota de otra forma. “Luego el encargado del negocio llega y nos comenta que hay que tener cuidado con ciertos insumos, porque sí están un poco elevados en el costo”.
Te podría interesar
En las últimas semanas, el aumento de precios de productos alimenticios ha sido tema de discusión. Las taquerías utilizan algunos de ellos en el día a día para los productos tan básicos como la tortilla, hasta complementos como salsas y verdura.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en diciembre del 2021 el limón se vendió un 90 por ciento más caro respecto al mismo mes del año anterior.
Para el caso del chile serrano, el aumento fue de 68 por ciento; con el tomate verde fue de 91 por ciento; la cebolla aumentó en 29 por ciento, y la tortilla subió en 17 por ciento.
En entrevista con Grupo Fórmula, el presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Producción de Masa y Tortillas, Rubén Montalvo, explicó que el aumento del costo de insumos, del gas y del salario mínimo este año, son algunas de las razones detrás del alza de precios de sus productos. Sin embargo, reconoció, aún tienen pérdidas.
“En estos 2 últimos años de pandemia, nuestros insumos se incrementaron 37.5 por ciento, el precio de la tortilla ha subido 16 por ciento. Nosotros traemos casi un 20 por ciento de pérdida todavía”.
Comentó que uno de los efectos del aumento de precios es que los clientes compran menos cantidades.
Prueba de ello, está en una tortillería que tiene Blanca Ortega en Naucalpan de Juárez, Estado de México. Recordó que el año pasado vendía el kilo entre 14 y 15 pesos, hoy lo ofrece a 18 pesos, que está dentro del rango de precios que considera la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) en la zona. “Antes de la pandemia compraban de a 3 kilos, ahora compran de a kilo”, comentó Blanca.
En otros negocios también tratan de sortear los efectos del COVID-19 y el aumento de precios de insumos. Darío Contreras trabaja desde hace 5 años en una taquería ambulante en el mismo municipio. De las 8 de la mañana a las 5 de la tarde vende tacos de bistec, longaniza, y pastor, entre otros.
Antes, dice, compraba el limón por semana, pero ahora lo compra cada día a 90 pesos el kilo, así que en vez de ir por 3 o 4 kilos, que es lo que necesitan para la jornada, redujo la compra a la mitad.
También comenta que la cebolla ahora la consigue en un precio casi 3 veces mayor de los 14 pesos que estaba acostumbrado a pagar por kilo.
Este tipo de alzas han hecho que en el negocio en el que trabaja consideren subir los precios de los tacos, pero temen que esto provoque que llegue menos gente pues señaló que por el confinamiento, y la falta de ingresos de los clientes, bajó la demanda en el negocio. “Ve ahorita, es la 1 de la tarde y debería de tener al menos de 10 a 15 clientes y tengo sólo uno que acaba de llegar”.
Una opinión similar tiene Carolina Milán, quien tiene 2 taquerías en el Valle de México, una de ellas la abrió el año pasado con la pandemia. “Si antes los clientes tenían un poco de dinero extra para salir y comerse unos taquitos, ahora ya no, o es menos”.
Este año decidió subir el precio de los tacos para sortear el aumento de costo de los insumos que utiliza, así un taco de costilla que antes vendía en 15 pesos, ahora está en 17. Además, surte en menos cantidad los insumos de los productos que vende.
A pesar de que ha buscado alternativas para no subir más los precios, sabe que en un futuro podría enfrentarse a nuevos retos con estos costos. “El mes pasado el tomate estaba muy caro, ahorita ya está más accesible, pero ya subió la cebolla… Aumenta una cosa y disminuye otra, es un sube y baja de todo”.