¿Te has sumergido en algunas albercas y has percibido un fuerte aroma? Seguramente pensarás que huelen a cloro... pero no es por el cloro y aquí te revelamos cuál es la razón.
Al meterte en alguna alberca, a veces, se percibe un elevado olor a cloro, que incluso provoca irritación en los ojos y picazón en la piel, lo cual lleva a pensar que la piscina está muy limpia o que se excedieron en cloro.
Sin embargo, la realidad es que ocurre todo lo contrario, pues ese característico aroma es simplemente una cuestión de química y es indicativo de una gran acumulación de suciedad.
¿Por qué las albercas huelen a cloro?
De acuerdo con la química y divulgadora científica, Deborah García, el fuerte olor de la piscina no se debe al cloro, sino a las cloraminas, compuestos químicos que pueden formarse en el agua.
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Las cloraminas son producidas por la combinación de desinfectantes que contienen cloro como el sudor, cosméticos y orina de las personas que entran en las piscinas.
Este compuesto químico es altamente tóxico e irritante, lo cual desencadena picores y malestar, es por ello, que cuando entras a la alberca puedes padecer ardor en los ojos o picazón en la piel.
Ahora bien, las albercas no son limpiadas con cloro específicamente, sino que estas se cloran con una sal de hipoclorito sódico (NaCIO). Esta sal es oxidante y bactericida, misma que reacciona con el agua de la piscina y forma ácido hipocloroso, un oxidante capaz de aniquilar a casi cualquier microorganismo.
También se producen iones hidroxilo (OH-) que son los responsables de la variación de acidez que experimenta el agua. Cuantos más OH- se presenten, mayor será el pH del agua.
Según lo explicado por la química, además de añadir NaCIO se agregan otros tratamientos alguicidas, floculantes y de enzimas que facilitan la filtración y la descomposición de grasas y aceites.
Así que ahora que sabes que el que una alberca huela a cloro, no es por el cloro, sino por las cloraminas, significa que debe ser limpiada con urgencia.