La Ciudad de México es -por naturaleza- caótica. No importa si esto lo lees en la mañana o en la noche, siempre habrá un sitio de esta gran metrópoli con tránsito cargado o marchas.
¿Quién no ha pasado más de una hora en Viaducto o en el Centro Histórico? ¿Quién no se ha quedado en el transporte público por más de media hora y sin avanzar? Estos problemas, claro, hacen que las personas se desesperen... y peor aún si hace calor porque los problemas pueden 'hervir' más.
Uno de los eventos a los que más temen las personas es al insoportable tráfico de quincena, pues es cuando las y los trabajadores salen temprano de sus respectivos centros de labores y deciden ir de fiesta o a divertirse, olvidar los problemas y saciar su sed de fiesta, pero quienes quieren llegar a casa, sufren las consecuencias.
Y aunque parece que es al tráfico al único factor que le temen las y los chilangos, uno de los problemas que también enfrentan quienes visitan o residen en la CDMX son las marchas, aquellas manifestaciones realizadas por la población para alzar la voz ante desacuerdos o protestas en contra de temas coyunturales.
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Esas marchas han revolucionado. Gracias a la historia uno puede recordar cómo es que a través de movimientos sociales se transformó y evolucionó la política y la sociedad mexicana; sin embargo, al día de hoy muchos hacen gestos de horror y desesperación, pues mientras que unos reclaman y gritan, los que van -por ejemplo- en transporte público son bajados de las unidades porque ya no van a avanzar debido a que la ciudad se paralizó.
Es ahí donde inicia mi historia: hace tan sólo unos días caminé alrededor de una hora para llegar al trabajo. Yo veía pasar a las personas y traté de recordar que, a pesar de las marchas, muchos terminan molestos y cuestionando '¿Eso para qué sirve?'
¿Por qué 'nacen' las marchas?
Entre las grandes marchas que ha tenido el país, está la del 6 de abril de 2011 donde el poeta Javier Sicilia exhortaba un alto a la violencia generada por la lucha contra y entre los cárteles de la droga, además de exigir la renuncia del entonces presidente Felipe Calderón.
Hay otras como la Marcha contra la inseguridad, del 29 de noviembre de 1997; la de Rescatemos México, del 2004; u otras protestas que impulsaron a respetar e impulsar los derechos humanos tal como la primera marcha LGBT, en junio de 1979; o incluso la marcha contra la violencia de género, del 8 de marzo del 2020.
Así, cuando se toma en cuenta que las personas marchan en favor de sus derechos, uno puede comprender ese sentimiento que le genera a uno salir a las calles y gritar por algo que incomoda... aunque muchos no ven el contexto y nada más piensan que van a llegar tarde al trabajo.