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CRÓNICA

De maratones a rehabilitación: así es recuperarte después de romperte los ligamentos de la rodilla

La recuperación de esta operación es dolorosa, pues es como si te volvieran a enseñar a caminar, otra vez.

De esto es lo que hablo cuando hablo de mi operación de ligamentos cruzados.Créditos: Freepik
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El 18 de febrero de 2022 entré al hospital con temor, era la primera vez que me iban a operar.

Sabía que no iba a requerir de algo muy arriesgado, incluso conocí muchos casos y observé algunos procedimientos (en YouTube) sobre cómo iba a ser la forma en que iban a operarme, pero eso no quitaba que tuviera miedo.

Al momento de esperar a que llamarán por mi nombre, veía como mi novio escuchaba los procesos sobre la situación y lo que tendría que hacer después de que me operaran; le dije que pusiera atención, yo no estaba concentrado.

Después de que la enfermera nos pasó a una sala para tomar asiento, saqué un libro y comencé a ver las letras. Suerte la mía, porque siempre cargo con una novela, la mala es que nada más me fijé en la letra “R”, como si estuviera obsesionado, pero me remontó a todas las idas y vueltas que hice para llegar a este día.

Todo comenzó en una carrera que apoyó el gobierno para la comunidad LGBT+, ahí decidí que podría correr y me inscribí con el fin de participar en varias disciplinas.

Obvio que las 3 actividades de atletismo a las que me anoté no gané, lo hice como forma de saber qué tanto puedo hacer con el entrenamiento que realicé, pero ahí me di cuenta de que se necesita no nada más dos horas de trotar.

Al llegar el momento de correr 400 metros, me sorprendí porque iba en una posición buena y muchos vieron cómo mis piernas parecían que volaban. Tengo una altura normal, pero las piernas largas dan ese impulso que muchos no lo logran.

Fue en ese momento donde mi rodilla empezó a generar un dolor muy fuerte y ahí me detuve. Algo se había roto.

Todo ese día me dolió la rodilla. Tomé pastillas para el dolor y dejé de correr durante dos meses, pero el Medio Maratón de la CDMX hizo que volviera a tomar las calles antes de que llegara el día.

En el momento que me formé y dieron el disparo para recorrer los 21 kilómetros, no sabía si lo iba a lograr. Este no era mi primer medio maratón, conocía la ruta y he tenido la oportunidad de correr tanto medios como maratones completos, pero esta era la primera vez que algo no estaba bien.

Al llegar al kilómetro cinco, mi pierna se durmió. No sabía qué pasaba y me detuve para, literalmente, despertarla. Después de varios minutos volví a la ruta, pero ese era el principio de mi desgracia.

Me caí tres veces, no soportaba el dolor de la rodilla y al llegar a la meta (porque terminé la carrera) decidí visitar al doctor al otro día.

Cuando fui al seguro, primero me hicieron un examen general, después me pasaron con un especialista y ahí se determinó que me llevarían con un experto y me trasladaron al Hospital Villa Coapa.

Muchos me comentaron que ese era el hospital donde hay más especialistas para este tipo de problemas. Me dio confianza y al momento que llegué me hicieron una gran cantidad de estudios; desde caminar hasta resonancias.

Todavía recuerdo que al revisar el resultado del estudio una doctora me vio y preguntó ¿cómo puedes seguir caminando? Yo no sabía a lo que se refería, pero al asistir a la cita con el especialista, me dijo que era hora de operarme, porque los ligamentos cruzados de mi rodilla se rompieron.

La letra “R” seguía ahí. Todo se puede leer fácil, pero entre esas idas y vueltas fue un año agitado. Por suerte, la operación salió bien y al trabajar en la rehabilitación me enseñaron, una vez más, a volver a caminar.

Ya hace más de un año que no siento el aire frío recorrer mi cuerpo. Algunos creen que salir por la madrugada y correr no es más que una autoflagelación, pero para otros es una satisfacción sentir cómo es que trabaja el cuerpo.

Los fines de semana voy a “Viveros” de Coyoacán para caminar e incorporarme, nuevamente, a correr, porque una vez que ya cruzas la meta, uno tiene las ganas de volver a realizarse esa autoflagelación, que a muchos, los mantiene vivos.