Desde el 2017 no me paré por la Avenida Pacífico, de Coyoacán; después de que se convirtió en una gran trinchera y que su doble sentido sufrió una inestabilidad vehícular. Me alejé de la colonia Candelaria por muchos años.
Pero hace poco me percaté que todo lo que yo conocía cambió y el departamento del 202, del edificio 455, ese que tenía una ventana a un poste de luz fue remplazado por un gran edificio con ventanales.
Trato de visualizar el edificio, pero solo me llega a la mente las paredes cortadas a la mitad, el vino derramado en el suelo y las escaleras con espacios al vacío.
Después de unas horas que el sismo derrumbó parte de la Ciudad, logré salir de Santa Fe para llegar a Pacífico a las 20:00 horas, una hora récord por tanto tráfico que todavía emanaba de Periférico.
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Al llegar, algunos vecinos lograron entrar al edificio; yo fui uno de ellos, algo peligroso para todos, porque en varias colonias las construcciones cayeron horas más tarde.
Al entrar me dijeron que no cargara con nada pesado y un hombre de Protección Civil solo me dijo que agarrara una funda de almohada para sacar lo que más pudiera. Me pedían que sacara mi vida en una funda de almohada.
Con el paso de los días, los maestros, amigos y desconocidos ayudaron bastante con la entrega de víveres. La calle se convirtió en una trinchera para proteger la entrada del edificio, porque personas ajenas al lugar lograron saquear un departamento.
En esos días no me percaté del miedo que cargaba, de ver un edificio destruido, de saber que otros estaban peores y que yo era un damnificado más. Uno no tiene conciencia de ellos hasta que le pasa y después de dos meses lloré.
Al saber del terremoto de Marruecos aquellos pasillos de la Plaza de Yamaa el Fna y toda la comida tan rica que pude probar, del norte de África, fueron borrados por los videos de edificios derrumbados y tierra que destruyó esos momentos y me quitó la tranquilidad de la llegada de septiembre.
Marruecos se ha vuelto un país más en donde septiembre le rememorara lo horrible que son los sismos. Ahora, Estados Unidos y México ya le comparten la cicatriz a Marruecos en los desastres que suceden en el noveno mes.
El día 19 está cada vez más cerca y seis años después todavía infunde miedo y duda respecto a si volverá a temblar o no. No se sabe, la madre naturaleza tiene varias reglas y con el paso de los años sabemos que castiga.