¡Ten cuidado! Ni se te ocurra nadar en el mar si te acabas de hacer un tatuaje: si eres amante de los trazos en la piel, habrás escuchado esa recomendación de los expertos.
Y es que el tattoo te acompañará toda la vida, a menos que recurras a la opción de aquellos que se plasman pero desaparecen del cuerpo conforme el paso del tiempo.
Si realmente acudes a realizarte el procedimiento con una persona experta, te dará una serie de reglas a seguir después de la intervención (entre las que destacan limpiar el área dos veces por día, aplicar cremas especiales para la hidratación de la piel, etcétera).
Otro detalle que no faltará es que te pedirá encarecidamente que no te metas al océano, tampoco deberás estar en jacuzzis o albercas por al menos dos semanas.
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¿Pero por qué no se puede realizar actividades acuáticas como nadar en el mar tras realizarse un tatuaje? La respuesta fue proporcionada por un integrante del Instituto de Dermatología y Centro de Cuidado de la Piel en Santa Mónica, California.
“Los tatuajes son básicamente perforaciones microscópicas en la piel, a través de las cuales las bacterias y los virus pueden entrar y causar una infección”, indicó Paul Yamauchi en entrevista con Vice.
¿Qué pasa si me meto al mar o a la piscina con un tatuaje?
En la misma conversación con Vice se consultó a Larry Bush, un especialista en enfermedades infecciosas. Él habló de los peligros que acarrea el no cuidar bien un tattoo.
En un primer momento dejó claro que cuando se realizan los trazos, para introducir la tinta a la piel, se hacen cientos de microperforaciones que dejan el área sensible.
Entonces, al momento de nadar en el océano o en una alberca, la parte del cuerpo que está recién entintada queda a merced de las miles de bacterias que circulan en esos ambientes acuáticos.
Eso deriva en infecciones que resultan dolorosas e incómodas, aunque generalmente se pueden tratar con medicamentos y sin mayores problemas.
Pero también podrían presentarse casos graves, como el ocurrido en 2017 con un hombre de 31 años originario de Texas. Resulta que él falleció tras meterse al golfo de México con un tatuaje recién hecho.
Y es que al realizar esa actividad adquirió una bacteria llamada vibrio vulnificus. La cosa se complicó porque además tenía una enfermedad hepática y no le pudieron tratar adecuadamente la infección en el tejido blando.
En ese sentido, el tatuaje no fue 100% responsable de su deceso, pero es uno de los ejemplos de por qué se debe evitar nadar en el mar si te acabas de hacer un tatuaje.
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