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Lydia Cacho refleja la guerra que se vive en Ucrania a través de la mirada de la niñez

La escritora conoció Ucrania desde era parte de la Unión Soviética y pudo observar esa transición, al día de hoy, con las personas.

Las niñas y niños mandan un contundente mensaje a los gobernantes del mundo.Créditos: Penguin Random House
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No hay duda de que la palabra de la niñez siempre muestra la verdad. Es así como la escritora mexicana, Lydia Cacho, vuelve a retomar la visión de los más pequeños para retratar el mundo que viven en la guerra de Ucrania, esto en su más reciente libro: 'El día en que invadieron mi planeta'.

A los infantes se les tiene que llegar con información precisa, adecuada y objetiva, aunque los adultos crean que no entienden. Ellos perciben mucho más (de lo que unos creen) los elementos de su alrededor y es en este libro donde la periodista muestra sus capacidades.

El día que invadieron mi planeta

En menos de setenta páginas, el libro 'El día que invadieron mi planeta' narra la guerra desde la mirada de una niña. Aunque no lo pienses, las infancias viven más el impacto de un ataque y eso busca narrar esta historia.

Sofía, Andréi, la abuela Babu y la perrita Cora viven en un ambiente tranquilo en Ukrai, pero a partir de ver que hay pájaros metálicos, lanzando a sus hijos -en referencia a los aviones y las bombas-, hace uno de los relatos más devastadores.

Uno no sólo comprende las pérdidas que tienen las personas, pues al momento de escapar deben dejar su hogar y refugiarse en un búnker, donde esperan a que la guerra concluya.

A pesar de que es una historia cruda, retrata la realidad y se explica tan bien porqué atacan a este país, que no nada más los niños lo van a entender, también los adultos... y podrán saber lo importante de evitar estas batallas que solo dañan a las personas.

La guerra que marca a la niñez

Lydia Cacho se está acostumbrando al exilio y, a pesar de estar fuera de México, sigue trabajando con historias que dejan anonadados a sus lectores, como es el caso de este libro donde narra la dura guerra que enfrentan la población de Ucrania.

En entrevista con Radio Fórmula, la también periodista buscó la manera de llegar ahora al público infantil para darles a entender que, del otro lado del mundo, hay personas que buscan detener las atrocidades, y aunque hablarle a los más pequeños no es tarea fácil, Lydia lo logra.

Es complicadísimo tocar estos temas de manera respetuosa, inteligente, accesible, que tenga toda esta combinación en la que no minimizas el dolor, ni el efecto traumático de la guerra (en niños y niñas)”, declara Lydia Cacho.

Y desde luego que cada uno de los libros que realiza conlleva un gran esfuerzo, Lydia contó que para este texto se remontó a su primer viaje que hizo a Kiev, que fue en el año de 1988, cuando todavía pertenecía a la Unión Soviética.

Empiezas a conocer de una manera muy distinta la situación de la región, en aquel momento, de la Unión de Repúblicas (Socialistas Soviéticas); después, cuando se independiza Ucrania, yo estuve investigando la trata de personas para mi libro ´Esclavas del poder´, y de ahí hice muchos vínculos y grandes amistades con activistas que trabajan estos temas”, recuerda.

Después de que era un país libre de Rusia, Cacho volvió nuevamente a Ucrania porque para ella fue fundamental escuchar a las niñas y niños en esta situación, “lo que veo en redes sociales es muy escandaloso, profundamente doloroso y a veces hasta pornográfico, hay mucha pornografía del dolor”, explica.

Es así que con el contexto geopolítico que domina, la periodista y escritora llegó a convertir esa información en un libro “insoportable”, donde uno de los detalles que expone son los cinco tesoros por los cuales explica a la gente la realidad: “quieren el petróleo”.

Ucrania, distinta a otras guerras

Lydia Cacho ha estado en diferentes conflictos bélicos de distintos países, como fue Burkina Faso (en África) y cuando estaba cubriendo el tema de VIH Sida, pero lo que más le sorprende de Ucrania es “la cantidad de gente muy joven que están con una sensación de dignidad defendiendo a su país”.

“No necesariamente politizados, en el sentido partidista, no defienden a su presidente, ni a su gobierno: están defendiendo su país, su familia, gente, escuelas, instituciones culturales y eso sorprende muchísimo”, explica.

Entre estos viajes, narró cómo caminando y después de procesar mucha información, ella y Jon Lee Anderson -un periodista de Estados Unidos- encontraron a un joven, con una bandera de Ucrania y tocando una canción con una guitarra.

La gente lo rodeó y estando en un país en guerra, que está siendo bombardeado, y la gente empezó a cantar. Eso nunca lo había visto y quise reflejar la dignidad, la alegría y las ganas de descubrir y de ayudar a los otros”, afirma.

Nunca se imaginó que escritores y poetas ucranianos, que no estaban de acuerdo con la guerra, pero entraron al ejército para defender sus tierras. En ese momento que se encerró en un búnker con ellos, hablaron de literatura, poesía y derechos humanos.

“Es como si llegaras a ver en México, y entra a una guerra, y descubres que tienes a Juan Villoro o a escritores jovencitos vestidos de soldados, tomando las armas y no saben nada, ni siquiera están a favor de la guerra, simplemente necesitan defender a su país”, declara.

La respuesta de la infancia

El mensaje que tiene el libro es fuerte porque Lydia Cacho le da voz a esos niños de Ucrania, una carta a todos los políticos y piden un alto al fuego.

Y a pesar de que es la historia de Sofía y Andréi, recopila la información de muchos niños que hablaron sobre sus propias familias y experiencia.

Una cosa que cuenta Lydia Cacho para Radio Fórmula fue que al entregarles el primer borrador a Penguin Random House, ellos comentaron que era muy doloroso, tanto así que ella lloró al leerlo nuevamente, “era muy doloroso, aunque es de verdad para niñas y niños”.

“Si yo logro con este libro que la gente que lo lea diga: por un instante me siento como esa niña o ese niño que tiene, al mismo tiempo, miedo, ilusión, esperanza y mucho amor y dignidad, si logro que la gente sienta eso mientras lee la historia ya me doy por bien servida”, finalizó.