Hoy en día hay estándares que se han caracterizado por un sistema que dominó durante años y uno de ellos es el patriarcado.
Y esto no nada más afectó a las mujeres, también en parte a los principios que muchas personas tienen, tanto así que cuando llega el movimiento feminista y explica la problemática, algunos lo cuestionan y al saber que hacen algo mal o se quedan con dudas o no dicen nada.
Ante la situación es necesario reconocer que en este siglo los movimientos buscan una sola cosa, reconocer al ser humano y buscar equilibrio de una ideología que se plantó durante muchos siglos.
El liderazgo desde lo femenino
Durante mucho tiempo se ve liderar a los hombres en empresas y tener posiciones políticas, pero ¿las mujeres?
Te podría interesar
Hoy, las mujeres ya empiezan a asumir puestos importantes en la política y en campos en los que se creía que solo eran para hombres, hay legisladoras y también dentro de las grandes empresas y ante ellos buscan hallar las habilidades que tienen y dejar a un lado las ejercidas por el hombre.
Es aquí donde Tatiana Camps, consultora experta en transformación organizacional, revela en su libro “Liderar desde lo femenino” (Urano) las mujeres encabezan compañías exitosas, flexibles e incluyentes.
“Si lo femenino logra imponerse, las opciones de prosperar ante la vulnerabilidad de nuestros tiempos, se multiplican”.
- Ideas, dificultades y el valor que aportan a la sociedad
Que Tatiana Camps muestre lo necesario que son las mujeres en el liderazgo me parece que va muy acertado para este siglo.
Hoy hay indicadores que señalan el mejoramiento del trabajo con el liderazgo de una mujer, como el clima organizacional, innovación, sostenibilidad, fidelidad del cliente, atracción, retención de talento y hasta la rentabilidad y el uso de la bolsa.
“Me pregunté ¿qué hacemos las mujeres? ¿cuál es el valor estratégico que las mujeres traemos a las organizaciones que genera esos cambios?”
En la búsqueda de estas respuestas se dio cuenta que necesitaba esa perspectiva histórica de las mujeres y entender el contexto al que se le llama patriarcado.
“Que tiene que ver con una cultura en la que nos organizamos de manera vertical, autoritaria y entendiendo que es un hombre el que toma las decisiones, el que se, tiene la responsabilidad y tiene el poder de liderazgo”.
En los espacios de trabajo se pensaba que solo había hombres y la estructura se realizó en función de ese patriarcado, pero ¿qué pasa cuando las mujeres se incorporan? El sistema cambia.
“Porque aparece la conversación de los hijos y cuando los hombres sacan ese sentimiento aparece la ternura en los hombres también”.
La familia, los padres, tristeza, la vulnerabilidad aparecen en los temas de conversación y hay un mayor abanico de sensaciones que está permitida, “lo que quiere decir que eso genera confianza, flexibilidad y permite equivocarse, pedir ayuda, reírse y genera valor”.
Pero una sorpresa para Tatiana fue que muchas mujeres no querían que se le relacionara con lo femenino “cosa más extraña”.
Como en el espacio público estaban los hombres, la mayoría de los conceptos, han sido construidos desde lo masculino y el concepto de qué es lo femenino fue construido desde lo masculino y ¿con qué relacionábamos con lo femenino? Con rosadito, chocolate, florcitas, debilidad, emocionalidad (carga negativa).
Es por eso que las mujeres no quieren ser relacionadas con eso y a la medida que se van encontrando y hablan “estamos resignificando lo femenino y estamos mostrando que femenino no es débil”.
“Es flexible, no es miedoso, es consciente, estamos mostrando que no es solo maternal, es cuidado. Yo creo que está pasando es muy interesante, resignificar lo femenino y que lo femenino aparezca como un espacio válido y valioso para hombres y mujeres”.
“Para mí fue darme cuenta que como estudiante de ingeniería creía que femenino e inteligente eran espacios separados y yo tenía que elegir si iba a ser inteligente o si iba a ser femenina, porque lo femenino era tontito, no era inteligente y entonces con la investigación hay distintas maneras de ser inteligentes y la sociedad lo está entendiendo”.
Y yo, sin darme cuenta, también caí en el pensamiento del patriarcado, porque en la entrevista que tuve con Tatiana señalé “femenina y bonita”, el cual ella me hizo abrir los ojos al momento de cuestionarme “¿qué pasa con la mujer que no es bonita, no es femenina, qué es ser bonita?, ¿puede ser bonita, pero no femenina?”
“Hay muchas preguntas y asociaciones que estamos descubriendo hoy en día” y por suerte hay libros como el de Tatiana Camps para tener conciencia de que se necesita un cambio, también en el sector laboral.