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Alejandro Ordóñez se inspira en las estaciones del año para interpretar el amor, motivación y vida

A pesar de tener varios libros publicados, escribir este libro fue su mayor reto.

Alejandro Ordóñez publicó su reciente libro "A la vida, ganas; a los sueños, alas".Créditos: Penguin Random House
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Los años se notan en las veces que vemos pasar las estaciones. El tiempo avanza de manera veloz y el miedo a enfrentarse a uno mismo refleja el momento que vive la persona.

Puede uno estar en la primavera y ser un joven audaz, pero algunos se han de sentir en invierno, como si ya se hubiera hecho todo lo que se tenía planeado y lo único que la persona hace es esperar el final,

Las estaciones

Alejandro Ordóñez publicó su más reciente libro “A la vida, ganas; a los sueños, alas” (Nube de tinta) para comprender las vivencias que muchas personas tienen en las estaciones del año. Algunos son jóvenes en la primavera, otros van entendiendo la vida en verano, la sabiduría llega en otoño, pero en invierno muchos temen a desaparecer.

Es por eso que con una prosa poética, Alejandro envuelve los problemas sociales y la actualidad, para demostrar que hay vida y aprovechar para conocer del amor, amistad, a equivocarse y a seguir viviendo.

No tener el tiempo de disfrutar

A pesar de haber escrito más de cinco libros, Alejandro revela a Radio Fórmula que estos textos de amor, desamor, motivación, reflexiones tuvo inspiración en las estaciones de acuerdo con la interpretación de los diversos ciclos naturales de la vida.

“Al final escribo sobre la vida en general y todas las emociones que vivimos en todas estas estaciones. El amor forma parte de la vida, pero en las diferentes etapas”.

Aunque también se reconoce que en la vida se debe vivir y no nada más trabajar, lo cual Alejandro explica que no se debe dejar que las labores consuman a las personas y el cual termina diciendo “ojalá abras los ojos, ojalá vivas. No dejes que el trabajo consuma tus días”.

Con la reflexión invita al lector a detenerse del lugar en donde está, mirar a su alrededor y “olvidarse de lo que está por venir”.

“Vivimos siempre de meta en meta y nos olvidamos, precisamente, del camino que recorremos para ellas y muchas veces es insulso, no tiene sabor porque estamos tan obsesionados con la meta, que a veces no la conseguimos cruzar y se nos olvida que no pasa nada”.

Uno de los temas que contiene el libro es el sanar las heridas del pasado y con ello, Alejandro trata de que el lector comprenda en qué momento debe detenerse, valorarlas, entenderlas “y sobre todo curarlas”.

“Nadie te puede decir cuándo te tiene que dejar de doler. Tienes que dejar que la vida sangre, que duela todo lo que tiene que doler y después estarás preparado para llenarte de nuevo y ser feliz”.

De este sentimiento, Alejandro muestra muchas etapas del crecimiento humano, pero de las cuatro estaciones menciona que la más complicada fue la de invierno.

“Este libro fue mi mayor reto hasta la fecha porque en la prosa poética uno escribe sobre sus sentimientos, lo que uno vive”.

En las dos últimas estaciones se tuvo que poner en situaciones de otras personas. Me imagino cómo lo voy a vivir, pero tuve que hacer ese ejercicio de empatía, ¿qué sucede cuando se muere el amor de tu vida y sigues vivo?”

A pesar de vivir en verano, tuvo que correr a presenciar el frío invierno y con ello logró obtener vivencias que probablemente no son el momento para enfrentarlas, pero son temas que están más cerca de lo que uno cree.