Cultura

BANKSY EN MÉXICO

Banksy en México: la noche que el artista fue ‘partido’ en 4 mil pedazos… ¿sí era él?

Este jueves por la noche, la pieza 106 de Gangsta Rat (2004) que cuenta con un tiraje de 500 reproducciones, de las cuales solo las primeras 150 han sido firmadas por el artista, llegó a México.

Una de las reproducciones del artista visual británico, Banksy, llegó a México para repartirse entre 4 mil pedacitos virtuales o NFTs con un costo de 30 dólares por cada uno, unos 600 pesos.Créditos: Daniela Mena
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¿Encontraríamos a Banksy? Solo hemos escuchado su voz alterada en un documental (Exit Through the Gift Shop, 2010) y sabemos, por el color de sus manos, que es un hombre blanco y posiblemente alto, y que le gusta presenciar la venta de sus obras, como la vez que cortó la pieza Girl with Balloon (2002), que ahora vale 25.4 millones de dólares, con un dispositivo insertado en un marco o cómo ha vendido su I can't believe you morons actually buy this shit (2007) por más de un millón de dólares a los ricos o que pasa desapercibido frente a la gente. Lo hizo hace un par de días en Venecia. Así es.

Este jueves por la noche, la pieza 106 de Gangsta Rat (2004) que cuenta con un tiraje de 500 reproducciones, de las cuales solo las primeras 150 han sido firmadas por el artista, llegó a México.

La cita fue en la Galería LS (Lourdes Sosa) de la calle Enrique Ibsen en Polanco. Eran las 8 de la noche y dos de los fundadores de CUBIC, Andrea Zapata y Aldo Sales, empresa de arte que compró la obra a la Galería Guyhepner de Nueva York, iban de aquí para allá, hablando con los invitados e interesados que, para ese momento ya habían vendido 70 ‘cuadritos’ de los 4000 NFTs en que fue divida virtualmente el ejemplar para su venta.

De pronto, durante el discurso de Zapata y Sales, un invitado vestido con un pasamontañas se presentó al centro de todos los que escuchaban las palabras de los anfitriones. Venía a pants, tenis negros, similar a unos Nike para hacer jogging y una hoodie de la misma marca. Si era Banksy, esto parecía una de las mofas a las que está acostumbrado hacer durante sus subastas. O quizá un infiltrado y el real estaba en otro país o en otro lado de la reunión. Sostenía un cocktail de tuna verde con mezcal, con los hielos medio deshechos por no haberlo tomado a tiempo y transferirle calor por muchos minutos. ¿Era Banksy? No lo sabremos.

De entre sus múltiples ediciones, esta cuenta con la palabra iPow (que es una mofa al iPhone, pero que también guarda relación con su empresa impresiones Picture On Walls) y tiene el reconocimiento de Pest Control, que son los expertos en respaldar las obras del británico y dar constancia sobre si son o no auténticas. Certifican el ejemplar y eso le da su valor (además de permitir la reproducción de sus imágenes legalmente).

La noche pasó y cuando la subasta ya había comenzado, el encapuchado seguía ahí.

¿Quieres comprar su obra por 600 pesos? Esta es la manera

Para comprar la obra, de acuerdo con Andrea Zapata, quien es cofundadora de la Galería LS y Directora de Inversiones en CUBIC, no se necesita ser millonario. Se pueden adquirir pedacitos de este Gangsta Rat (2004) sin la necesidad de contar con un millón de dólares libres, como sí lo hacen los llamados 100 coleccionistas de arte en el mundo que tienen esta cifra como base de su liquidez.

“Lo que estamos haciendo es ser un puente entre estas personas que pueden decir: ‘Voy a comprar mi primer NFT. Voy a comprar un pedacito de arte’. Lo hacemos de una manera súper simple en donde te metes a CUBIC.art. Creas un usuario e incluso si no tienes una wallet puedes pagar con tarjeta y tener tus NFTs. Lo único que necesitas para ser coleccionista de Banksy son 600 pesos, una tarjeta y una computadora y no cobramos nada por albergar estos archivos”.

Para Zapata, la característica de pasar desapercibido le parece una lucha constante contra el ego. Es eso que define al británico y es parte del ADN que esta pieza tiene de por medio, además de las constantes burlas y críticas que hace contra el mercado del arte; sin embargo, sabe que, así como lo es para ellos, el artista callejero también lo vislumbra entre sus cartas como un negocio.

“Siento que para alguien tan importante, poder decidir que la gente no sepa quién es, me parece un tema de activismo real; podría decirse que está contra el mercado del arte y sus piezas valen 25 millones de dólares. Y podría decirse que a los artistas les encanta ser el reflector, pero a él le gusta el anonimato y es impresionante la congruencia que tiene. No digo que no sea un negocio porque tiene su empresa ni tampoco que es un alma caritativa, sino que es congruente”, explica la coleccionista.

Para la inversionista, también es importante que las personas vayan a la galería; por este motivo, las invita y hace que conozcan lo que compran. Las hace partícipes y se involucra en explicar que, a diferencia de lo que esta semana pasó con el dibujo de Frida Khalo en Estados Unidos, donde se quemó y se ‘creó’ otra obra de arte, aquí ellos son dueños de esta composición física.

“Una cosa es conseguir una pieza de Banksy y otra es una que tenga un valor en el mercado que, con el tiempo, pueda subir de precio. Aunque nunca hubo contacto con él; no sabemos quién es, si es hombre, mujer, comunidad. Sabemos que es inglés, pero eso es todo”.

Entre sus coleccionistas, cuando vendieron el Portraits of the Artists (1967) de Andy Warhol en junio pasado, hay gente de Alemania, Rusia o Argentina y la idea de CUBIC es que circulen sus piezas. Hacerlas partícipes de exposiciones y se acerquen a sus compradores.

“La idea es que la pieza rote hacia donde están ellos por dos razones: una, para que puedan disfrutar la pieza física porque la compraron y usaron como vehículo un NFT, no es que compraron un NFT per se; además, nuestra promesa de valor es que la pieza suba con el tiempo. Banksy, por sí mismo, sube de valor sin que nosotros hagamos nada. Él es el que se mueve, el mercado dicta y la pieza sube”.

A diferencia del dibujo Fantasmones siniestros (1944) de Frida Kahlo, que fue quemado esta semana, obtenido de una de las páginas de su diario, este arte promete no tener el mismo fin.

“En el caso de Frida, quisieron hacer una obra de arte quemando una obra de arte. Nosotros no vamos por ahí. Queremos respetar la creación del artista por sí misma, pero si las cosas pasan y se robaran la pieza o se cortara ahorita, que sería impresionante porque subiría de valor, esta está asegurada y en ese momento le pagaríamos a los dueños por su valor y habría cash out”, explica la también graduada de Yale.

Hasta este viernes, de acuerdo con el sitio oficial de CUBIC.art, se habían vendido más de 1200 NFTs (o cuadritos virtuales) para las 19 horas.