La Marcha por la Paz en Culiacán, que comenzó como un acto de unidad impulsado por cientos de ciudadanos, pronto perdió su rumbo y se desvió hacia actos de vandalismo y polarización política.
Según testimonios de los asistentes a la marcha, la concentración comenzó con consignas como “¡Queremos paz!” y “¡Fuera Rocha!”, pero pronto se escucharon gritos como “¡Que vuelva el PRI!”, lo que desvió la protesta hacia un terreno de confrontación partidista, en lugar de mantener el enfoque original en la paz.
“Marcha por la Paz” en Culiacán se desvirtúa
Madres de víctimas de la violencia, quienes portaban fotos de sus hijos desaparecidos y pancartas con exigencias de justicia, expresaron su frustración al ver cómo su dolor se utilizaba para agendas políticas, incluso durante las protestas estuvo la diputada local del PRI, Paola Garate.
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“Nosotros venimos aquí a pedir justicia para nuestros hijos, no para que los políticos usen nuestro dolor como bandera”, expresó entre lágrimas Luisa Gómez, madre de un joven desaparecido. “No se vale que se aprovechen de nuestra lucha para crear divisiones. Esto era para pedir paz, para que ya no haya más violencia. Los políticos son parte del problema, no la solución”, afirmó entre lágrimas Luisa Gómez, madre de uno de los desaparecidos.
De manifestación pacífica a disturbios y divisiones políticas
El evento, que inicialmente se desarrolló de manera pacífica, pronto se transformó en caos. Algunos manifestantes comenzaron a realizar pintas en edificios públicos y a lanzar consignas contra el gobernador Rubén Rocha Moya.
"Se perdió el sentido de la marcha. Esto no es lo que queríamos”, señaló un joven manifestante. “Queremos unirnos como sociedad, no que los partidos nos dividan aún más", indicó.
En medio de esta confusión, los asistentes clamaban por unidad, con gritos como “¡Somos más los buenos!” para reafirmar el rechazo a la violencia en Culiacán y la exigencia de paz.
El mensaje de la marcha fue claro: los ciudadanos de Culiacán demandan el fin de la violencia y el respeto a sus luchas, sin que sean apropiadas para intereses políticos.