Iztaccíhuatl la mujer blanca con su leyenda; el Popocatépetl en el calendario de la carnicería adornando nuestra cocina; Maximiliano y Carlota disfrutando pambazos observando el Pico de Orizaba o Malcolm Lowry escribiendo Bajo el Volcán, un clásico de lengua inglesa. Las imágenes icónicas tienen en los volcanes de México un elemento central.
Son tantos los volcanes en nuestro país, que hasta los datos oficiales no son claros. Los del Servicio Geológico Mexicano hablan de la existencia de más de 560, de los cuales solo una docena de ellos se mantienen activos, incluido el Paricutín nacido en 1943.
Los volcanes inactivos están sobre todo en el pacífico mexicano, incluido un lugar donde nadie se lo espera: Sinaloa. Si, el estado agrícola que presume sus once ríos, sus tomates (así se llaman) y sus playas, es también tierra de volcanes.
En el imaginario sinaloense existe poca información sobre esa particularidad de su tierra. Fue hasta que una noche de 2015, en Yecorato y Chavira, en el municipio de Choix, se comenzó a hablar del tema con frecuencia.
Gases, luces, movimientos y ruidos extraños desde el centro de la tierra despertaron a toda una comunidad. Las paredes dañadas de las casas y las grietas en los campos alertaron a los organismos de protección civil. El rumor del nacimiento de un volcán estaba en todos los medios.
Solo la presencia de un equipo del Centro Nacional de Prevención de Desastres pudo calmar a los pobladores. No era un volcán, sino un "enjambre sísmico", propio de la zona; sí, Sinaloa es una zona de temblores y volcanes, dormidos todos, pero volcanes.
Según especialistas de la UNAM, los volcanes muertos en el estado podrían llegar a ser 11 y, de acuerdo con datos del Gobierno del Estado, Sinaloa alberga a 31 cráteres de volcán.
De estos once volcanes, seis se encuentran en la sierra del norte del Estado y los esfuerzos para estudiarlos no han sido propiamente explorados. Los más conocidos son los ubicados en los municipios grandes, como los de Guasave, Mazatlán y un volcán bajo el mar que aseguran está activo.
Volcanes en Sinaloa
El Cerro Cabezón
Entre Ahome y Guasave, sobre un campo pesquero en la costa guasavense, donde el pasatiempo es recoger almejas, cuando baja la marea se levanta el impresionante y fotogénico Cerro Cabezón
Desde una toma aérea puede apreciarse un cráter que voltea hacia el norte. Sorprendentemente, alrededor del sitio no hay restos de piedra volcánica, pero los estudios han conformado que sí es un volcán.
El Volcán de Mármol
Al norte de Mazatlán, en una antigua comunidad industrial donde se encontraba una de las cementeras más grandes de México, se ubica el volcán de Mármol.
Cosa curiosa, el cráter de este volcán no está visible, el volcán de Mármol se explica por lo que generó: una meseta de más de 50 mil hectáreas, con la mayor diversidad del norte de México. Los acantilados al norte de Mazatlán y sus consecuencias con roca negra, señalan que esto es producto de un volcán.
El "Alarcón" Rise, erupciones bajo el mar
Según un artículo de Proceedings of the Royal Society, una publicación científica, frente a las costas sinaloenses, yace la zona de Alarcón Rise, una cúpula de 50 metros de altura por 1.200 metros de largo y un centro de expansión del fondo marino.
El Alarcón Rise, está justo en medio de la falla de San Andrés, a 150 km de las costas de Mazatlán. Aunque no representa riesgos, el Volcán es un gran espectáculo, pero por sus temperaturas, solo podremos apreciar en video.