Al llegar a Culiacán, uno podría llenarse de dudas. Los cómos, los cuándos, los porqués, alcanzarían para algunos tomos de antropología social, alguno otro de cultura popular o como ha sido el caso, una obra maestra del teatro sinaloense. El rostro de Malverde, a colores, asemeja más a un Pedro Infante, actor del Cine de Oro de quien aseguran fingió su muerte, y se reproduce en casi todo lo que aquí se vende.
A este santo popular de la avenida Insurgentes en Culiacán le visitan de todas partes y no solo los profesionales en delitos contra la salud, sino quienes oran y piden por ella, por salud.
Desde luego que eso de santo, podría discutirse, sobe todo, si nos apegamos al cuerpo jurídico de la iglesia católica y más cuando no hubo proceso, expediente o beatificación.
Pero esto no va de derecho, sino de rezos, de creencias y de fe; ahora, que si lo suyo son los documentos, ahí están incrustados en los muros verdes para dar testimonio: “Gracias Malverde porque nuestra madre Francisca salió bien de su cirugía” , “Gracias por el favor concedido”, “Por los milagros pedidos”, por la respuesta de un santo al que sobre todo se le pide en silencio, en esta su capilla, un poco más joven que el mito.
¿Cuál es la historia de Malverde?
De Jesús Malverde, para algunos de nombre real, Jesús Juárez Mazzo, quien nació en 1870, se dice que robaba a los ricos para repartir el botín entre los pobres, en un Distrito de Culiacán que apenas alcanzaba los cuarenta mil habitantes en la primera década del siglo XIX.
Se dice que durante un tiempo detenerlo fue la obsesión del General Francisco Cañedo, quien gobernó Sinaloa durante casi 20 años. Los rumores, que en estos casos son muy valorados, hablaban que el bandido había robado la espada del General. Morirían con un mes de diferencia, Cañedo, el 02 de junio, de una gripa; mientras que la muerte de Malverde ocurrió el 03 de mayo, colgado de un mezquite, en 1909.
Bajo este mezquite, del cual no se permitió ser retirado como escarmiento, se levantó un montículo de piedras donde arrancó el culto, en el sitio conocido como "La cruz de Malverde”. Ahí se tornó milagroso, en el Sinaloa de inicios del siglo XX, no en el de los gomeros que bajaban de la sierra, o en el de los laboratorios de Tierra Blanca, esa asociación es sin duda posterior.
Ese montículo de piedras, que para muchos era parte del monte, fue destruido ante el crecimiento de Culiacán y sobre todo ante la llegada de un nuevo Palacio de Gobierno, construido a finales de los años 70. Se mudó un poco al sur, sobre todo por la visión de un beneficiado de los milagros de Malverde.
¿Cómo pedirle un favor a Malverde?
Visitar la capilla en noviembre es sin duda diferente a hacerlo el 3 de mayo, cuando a Malverde, se le trae la banda o algún grupo norteño. El movimiento al interior de la capilla es poco y, como dice una de las cuidadoras del sitio, retoma la llegada de visitantes hasta el mes de diciembre.
“En diciembre viene mucho migrante, mucha gente del otro lado, de Japón, de España, de Argentina, que vienen a conocer... nosotros no preguntamos nada o a que vienen, ni sobre los milagros. Acá la gente trae como ofrenda lo que venda, ahorita traen camarones, unos camaronsotes, como de unos 15 o 20 centímetros que se ponen en el altar”.
Este altar lo levantó Eligio González, fallecido en 2002, a quien se le conocía como el Capellán. Creó este sitio de culto en agradecimiento al santo que se había encomendado para no morir en medio de un tiroteo del que había salido muy malherido.
Fue construida en 1980 con los materiales que se tuvo a la mano y justo en medio de la salida de los grandes narcotraficantes sinaloenses por la Operación Cóndor.
Contrario a lo que pueda creerse, este no es un sitio de lujos, ni de estatuas de mármol. Las paredes frías no tienen nada que ver con exotismos ni millones de dólares. Son más de pobres, que de nuevos ricos. El busto de Malverde, fue realizado por el propio Eligio, quien se basó en un retrato hablado por una señora que decía haber conocido al bandido.
Sí, esta capilla, ahora dirigida por el hijo de Eligio González, tiene también algo de mercado. El rostro de Malverde se reproduce en llaveros junto a San Judas Tadeo, en escapularios, en figuras, en tazas, en gorras o cachuchas, como dicen los culichis con su marca registrada; en pulseras y en un sinfín de objetos. Sorprenden, desde luego, souvenirs como la Narco Lotería, con sus cartas y su baraja con los rostros de capos regionales que ronda los mil pesos, su costo.
¿Cómo llegar a la capilla de Malverde?
La capilla de Jesús Malverde está ubicada en la Avenida Insurgentes de Culiacán. Está abierta prácticamente todo el día, todos los días del año.