Ciudad Juárez

VIOLENCIA

Un pasaje oscuro de Cd. Juárez: La historia del triple homicidio que hasta hoy es objeto de estudio

El rencor que sentía hacia su familia por creerse incomprendido y la percepción errónea de la realidad hizo que Vicente León y dos amigos cometieran el asesinato de sus padres y hermana.

Un pasaje oscuro de Cd. Juárez.La historia del triple homicidio que hasta hoy es objeto de estudioCréditos: Rocío Martínez
Escrito en CIUDAD JUÁREZ el

Vicente León fue un asesino adolescente que con con ayuda de sus amigos, pasó a la historia como uno de los personajes más crueles de la historia negra de Ciudad Juårez.

La madrugada del 21 de mayo del 2004, Vicente entró a su propia casa en compañía de Uziel y Eduardo, y tal como lo habían planeado por semanas, terminaron con la vida de su mamá, su papá y su hermana.

Como justificación, Vicente diría después que estaba harto de que sus padres dieran a su hermana de 13 años todas las cosas que ella pedía, cuando a él, siempre lo regañaban y le castigaban.

De toda su familia, al único miembro que decidió perdonarle la vida fue a su hermano menor de apenas 3 años, el único sobreviviente de aquella fatídica noche.

¿Quien era Vicente León?

Su nombre completo fue Vicente León Chávez, y nació el 27 de octubre de 1987, en Ciudad Juárez, Chihuahua.

Sus papás fueron Vicente León Negrete y Alma Delía Chávez Márquez, de 40 y 35 años.

Su papá era mecánico, y su mamá se dedicaba de lleno a cuidar de él y de sus otros dos hermanos, Laura Ivette de 13 años y el más pequeño, identificado como C. E.

En el libro La Fábrica del Crimen, la periodista Sandra Rodríguez habla sobre este caso, y relaciona la situación de violencia que existía en la ciudad y la vida de Vicente.

Narra que desde semanas atrás, Vicente, quien iba al Colegio de Bachilleres plantel 6 junto con Uziel de 18 años y Eduardo de 17, a quienes les propuso matar a sus padres para cobrar el seguro de vida.

La idea era fingir, además, que habían sido secuestrados y asesinados por el crimen organizado, en el supuesto de que habrían ido a cobrar la llamada “cuota” al taller de su papá.

Planeaban solicitar a su abuela la cantidad de 200 mil dólares de rescate, pues ese era el dinero que Vicente sabía que valía el seguro de vida.

Escogieron para realizar el ataque un día previo a los festejos del Día del Estudiante, Vicente hizo que Uziel y Eduardo mataran a sus papás, mientras que él, con sus propias manos mataría a su hermana.

Al día siguiente los adolescentes irían al balneario para festejar la efeméride, mientras que Vicente reportaría a su familia que sus papás estaban desaparecidos junto con su hermana y llevaría con estos a su pequeño hermano para que lo cuidaran.

A esas horas de la mañana, Vicente y sus amigos ya habían quemado una de las camionetas del taller de su papá con los cuerpos adentro en plena madrugada, pensando que quedarían inidentificables y que el hecho sería fácilmente atribuido a los narcotraficantes, pues a su modo de percibir la justicia, la policía ni siquiera investigaba nada.

Al caer en contradicciones, la familia de su mamá iría directamente a la policía, la cual lo haría el principal sospechoso del crimen, y al cuestionarlo no tardaría nada en admitir lo ocurrido y en delatar a sus complices.

Estos últimos, fueron aprehendidos durante el alegre convivio en las albercas.

¿Qué pasó con Vicente?

Al confesar su crimen fue llevado al Centro de Raeadaptación Juvenil, y le dieron 5 años, aunque cumpliendo los 18 fue llevado al Centro de Readaptación Social para Adultos (CERESO 3), y en ese sitio se relacionó con miembros de la banda “Artistas Asesinos”.

Rodríguez dice en su libro que los exámenes psicológicos realizados en prisión revelarían a una persona con un coeficiente superior a la media, pero con la imposibilidad de establecer relaciones intrapersonales de una manera adecuada.

Nunca dijo sentirse arrepentido, su familia jamás lo procuró y cortó todo nexo con él, fue asesinado apenas dos meses después de que salió de la cárcel a los 22 años.

Esto último, se cree, debido a un ajuste de cuentas por parte de la pandilla a la que ya pertenecía y en compañía de uno de sus amigos que se dedicaba al crimen.

Al no ser reconocido por nadie de su familia, sus restos terminaron en la fosa común.

En el caso de los amigos, Uziel, por ser mayor de edad, fue juzgado como adulto, en tanto que Eduardo, logró salir, terminar sus estudios y contó todo el tiempo con el apoyo de su familia.