Al rescate de la Navidad y desde el corazón del Histórico Mercado Juárez, Alejandra Villordo De la Cruz, artesana y locataria con toda una vida de experiencia, rescata las tradiciones populares con pincel en mano.
Y es que aquellas figuras que las personas utilizan cada año para las posadas y nacimientos y que cuentan con quebraduras y desgaste, tienen una segunda oportunidad una vez que llegan a sus manos.
En entrevista con Radio Fórmula, Villoro, habló sobre su oficia, el cual, inició por casualidad, restaurando piezas que llevaban rotas para la venta.
Te podría interesar
“Como nosotros somos locatarios, entonces siempre hemos estado trabajando ese tipo de artesanías, entonces, yo los arreglaba los que nos llegaban aquí, que yo vendía a la gente, y pues que llegaban despostillados, quebraditos, entonces esos fueron los primeros niños que yo arreglé”, relató.
Lo anterior, dijo, teniendo en cuenta que su padre fue uno de los iniciadores de este tradicional recinto, inaugurado en 1946. Alejandra bromea asegurando que nació en un jarrón.
Con la práctica y la constante manipulación de estas frágiles artesanías, aprendió cada vez más y perfeccionó su experiencia asistiendo a talleres y clases de arte en la universidad.
Señaló que la restauración de las piezas es compleja y meticulosa, pues aun cuando todos parecen iguales, ella destaca que cada Niño Dios es diferente, pues al hecho de que cada uno poseé características distintas, del mismo modo todos cuentan con daños diferentes.
Actualmente, el trabajo es tanto que comparte el crédito del mismo con su marido Javier y su mejor amiga Josefina, quienes respectivamente le ayudan con labores de resanar y pintar.
“La gente te los trae con mucho amor, como si fueran seres sintientes, porque son tan importantes para ellos, inclusive dicen:“Pórtate bien”, “Me lo tiene tapadito”, “Este es muy travieso”. Y claro que de la misma manera nosotros lo recibimos”, expresó.
Como testimonio de la conexión emocional entre las personas y sus figuras, Alejandra compartió un par de anécdotas recientes.
La primera fue sobre la restauración de una virgen. Mientras ella y Josefina preparaban la pintura para resanar su manto de color rosa, un inesperado aroma a rosas invadió la habitación.
“Era la pintura, mi amiga me preguntó si había puesto perfume pero eso no es posible, cualquier perfume tiene alcohol y eso no es bueno para pintura ¿Por qué lo haría? La virgen quedó oliendo a rosas y guardamos la pintura, son cosas que no tienen explicación”, relató.
Otra anécdota reciente fue la restauración de un Niño Dios que llevó una mujer, quien dijo que era importante para ella pues se trataba de una pieza que le había regalado su hijo que recién acababa de fallecer.
La mujer dio indicaciones de que quería que su piel fue mas morena de lo que era, pues quería que se asemejara un poco más a su difunto hijo.
Sin mostrar siquiera una fotografía de éste, Alejandra tomó nota de esa simple especificación y puso manos a la obra.
“Cuando se lo di la señora empezó a llorar, y yo pensé ¿Qué hice? ¿No le gustó?, luego ella me dijo que era la misma cara de su hijo, fue ahí cuando me enseño una foto y si, tenía las mismas facciones y cejas, ella se fue muy contenta”, relató.
Poco a poco su trabajo se ha hecho popular entre los juarenses, al punto de que anteriormente una iglesia cercana le encargó la restauración de figuras antiquísimas, trabajo ante el que Alejandra sitió mucha responsabilidad debido a que hasta la fecha dichas figuras son adoradas por los fieles en el templo.
Actualmente y desde hace casi dos años, el Mercado Juárez se encuentra clausurado por el Gobierno Municipal, que consignó el recinto en situación de riesgo para ser habitado debido a la antigüedad de su estructura.
No obstante, el mercado sobrevive, Alejandra y los demás artesanos se encuentren ahí, de martes a domingo, manteniendo el corazón del Mercado Juárez latiendo, y en el caso de Alejandra, el corazón de la Navidad también.