Cobalto-60, es el nombre con el se conoce al accidente también denominado Chernóbil Mexicano, ocurrido en 1977 en el Centro Médico de Especialidades.
La magnitud de contaminación originada por este accidente, alcanzó a un número de personas tan grande que nunca ha podido determinarse con exactitud.
Además, ninguno de los responsables inmiscuidos en él, rindió cuentas de ningún tipo a las autoridades.
En Estados Unidos, las dosis de radiación se cuantifican en unidades llamadas rem, pero la unidad sievert es con la que se mide el daño de la radiación al cuerpo humano.
Un siervert es igual a 100 rem. La Asociación Nuclear Mundial, reveló que la exposición a más de 100 mSV (milésimas de siervet) al año puede causar cáncer.
Se estima que aproximadamente cuatro mil personas resultaron expuestas a la radiación, de éstas, casi 80 por ciento recibieron dosis inferiores a los 500 mrem ( 5mSV);18 por ciento recibió dosis entre 0.5 y 25 rem (5 mSv y 250 mSV ).
Solamente el 2 por ciento, es decir, alrededor de 80 personas, recibieron dosis superiores a los 25 rems. De este último grupo se considera que cinco personas recibieron dosis que varían desde 300 a 700 rem (3 mil y 7 mil mSV) en un periodo de dos meses.Todo lo anterior fue determinado por la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias, en un informe publicado en septiembre del 1985, el cual actualmente puede encontrarse en línea.
¿Qué pasó en México con el Cobalto 60?
En 1977, el doctor Abelardo Lemus y otros socios del Centro Médico de Especialidades, compraron una máquina de radioterapia equipada con una bomba de Cobalto-60 por la cantidad de entre 16 y 17 mil dólares.
No contaban con permisos ni tampoco con los conocimientos que implicaban no sólo operar la máquina, sino también darle un destino final al desecharla.
Por eso, termino resguardada en la bodega del sitio, en donde 6 años después, un 6 de diciembre de 1983, el hombre que daba mantenimiento al edificio y cuyo nombre era Vicente Sotelo Alardín, la sustrajo con ayuda de un amigo.
Ellos declararon que les dieron permiso para hacerlo, y sus intenciones fueron venderla como chatarra a un establecimiento de reciclaje, compra y venta de autopartes denominado Yonke Fenix.
Pero antes, tuvieron que desmontar la máquina, perforando así el corazón de la bomba de cobalto, un cilindro que contenía 6 mil balines de 1 milímetro de diámetro
Ya en el Yonke, el material fue fundido para la creación de varillas metálicas de construcción, que a su vez, fueron distribuidas por diversos estados de la república; y al mismo tiempo, algunas fueron vendidas para Estados Unidos.
Fue en este país donde se detectó la radioactividad de estos materiales, el 16 de enero del 1984, cuando el camión que las transportaba, llegó al estado de Nuevo México, E.U.
Al pasar casualmente frente a la entrada del Laboratorio Los Atamos, donde se encontraban unos detectores de radiación, detectaron la presencia de niveles altos e inmediatamente inició el rastreo del material.
Este accidente involucró la participación de autoridades americanas y mexicanas, rastreos en helicópteros, entrevistas con personal del hospital, con los dueños del yonke e incluso con vecinos de Vicente.
Esto último ya que el material fue transportado del hospital al yonke en su camioneta vieja Datsun blanca, que siendo sin saberlo una fuente primaria de contaminación, permaneció frente a la casa de este por mucho tiempo, en contacto directo con vecinos.
Actualmente, adicional a los informes oficiales, sólo quedan las narrativas de los vecinos de la colonia Bellavista, quienes vieron todo un operativo militar en búsqueda del material.
Todo en una década dónde el tema de la radiación no era tan conocido para la mayoría de la población, que nunca supo medir el riesgo de su exposición a la misma.
Atribuidos a este accidente, hay casos de infertilidad, leucemia y hasta de locura, pero sólo entre las personas mas cercanas a los protagonistas del accidente, a quienes nunca se supo que les sucediera nada.