El asesinato de los sacerdotes jesuitas Joaquín Mora y Javier Campos, así como el guía de turistas Pedro Palma, en la comunidad de Cerocahui, municipio de Urique, sigue impune y a dos meses del cobarde crimen, la exigencia de justicia está más vigente que nunca y la petición a las autoridades es permanente, respetuosa y muy firme.
Así lo expuso el padre jesuita Javier Pato Ávila, quien destacó que la violencia en la sierra no es nueva pues esta prevalece desde hace muchos años, y dijo que las autoridades ahora han destacado la detención de casi 20 personas relacionas con los hechos, mismos que con anterioridad se pudieron a ver detenido y evitar que generar violencia.
El religioso hizo un llamado a las autoridades del gobierno de la república para revertir las causas de la violencia que prevalece en la Sierra Tarahumara y a lo largo y ancho de todo México, pues la actual estrategia de seguridad de abrazos y no balazos no funciona y ha sido un rotundo fracaso.