Jorge Atilano González, padre Jesuita y Delegado Provincial de Misiones Indígenas y Trabajo por la Paz, di a conocer que ante la violencia que azota a todo el país, se tiene una preocupación ante la realidad que se está viviendo y, a la vez, un deseo de seguir colaborando en la construcción de un país más justo, fraterno, unido y en paz.
Explicó que los tiempos actuales son complejos y desafiantes pues preocupan, entre otras cosas, la pobreza creciente y la destrucción del medio ambiente; la inseguridad y la violencia; el narcotráfico y la drogadicción; las extorsiones y los secuestros; los feminicidios y los miles de desaparecidos; los desplazamientos forzados de tantos migrantes, quienes buscando una vida mejor, atraviesan el territorio nacional convertidos, tristemente, en mercancía humana; las amenazas a la democracia, la libertad religiosa y de expresión; la polarización ante las diversas propuestas políticas, alimentada, muchas veces, por quienes deben promover la unidad para el bien del país.
Destacó que los obispos de México perciben que la inmensa mayoría de los mexicanos sueña y está dispuesto a construir una sociedad en la que todos podamos sentarnos en armonía en la mesa común, donde nadie tenga que comer las migajas que caen de la mesa por lo que se están organizando en todo el país los conversatorios y foros, con miras a un diálogo nacional para acuerdos por la paz que involucre a diversos sectores de la sociedad civil.