En la Ciudad de México se encuentra una joya natural que remonta a la época de los mexicas: El Lago de los Reyes Aztecas, situado en la alcaldía Tláhuac. Este vestigio histórico es uno de los últimos vestigios de las aguas ancestrales que una vez cubrieron el Valle de México.
Hoy, es posible disfrutar de su belleza histórica a bordo de una trajinera, una experiencia que, aunque es famosa en Xochimilco, Tláhuac ofrece con un toque especial y único.
Rodeado de dos grandes colosos
El Lago de los Reyes Aztecas, rodeado por la majestuosa vista de los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl, jugó un papel crucial en el abastecimiento de agua del Valle de México en tiempos prehispánicos.
Su conexión con el mercado de Jamaica y el centro histórico lo hizo esencial para el comercio y la vida cotidiana de la antigua Tenochtitlán. Debido a su relevancia histórica y ecológica, en 2004 la UNESCO lo declaró Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad, subrayando su invaluable contribución al patrimonio de la CDMX y del mundo.
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Aunque el lago ha disminuido en tamaño con el paso de los años, sigue albergando una rica biodiversidad adaptada a su entorno singular.
Paseos en trajinera no pueden faltar
Los paseos en trajinera por Tláhuac permiten a los visitantes apreciar paisajes que evocan postales del pasado, con horizontes que deslumbraron a los conquistadores y aguas que fueron comparadas con las de Venecia. En pocas palabras, el Lago de los Reyes Aztecas es el último remanente natural de la mítica Tenochtitlán, y explorar este lugar en trajinera es una experiencia que captura la esencia del patrimonio cultural y natural de la CDMX.
Este ecosistema es el último de su tipo en la Ciudad de México, haciendo de su conservación un privilegio invaluable.
Finalmente, el Lago de los Reyes Aztecas no solo es un destino turístico, sino un tesoro natural que nos conecta con nuestro pasado prehispánico y nos invita a valorar y proteger nuestras riquezas naturales. Es un lugar imperdible en la capital, que debes visitar para capturar recuerdos únicos y experimentar la conexión con nuestro legado ancestral en un paraíso natural escondido en los límites de la ciudad.