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Tlatelolco a 60 años: (FOTOS) Así se planeó esta utopía urbana y así ha evolucionado

La Unidad Habitacional cumple 60 años de haberse construido y forma parte de un hito del Siglo 20 sobre la modernidad y la utopia social.

La Unidad Habitacional de Tlatelolco se inauguró el 21 de noviembre de 1964. Créditos: Daniela Mena/ Grupo Fórmula
Escrito en CDMX el

Tlatelolco es la síntesis de México en un sólo espacio: la de los pueblos originarios, la de la colonia y la de sus revoluciones. Es también producto de un anhelo sobre la igualdad, la justicia social y la modernidad tras años de inestabilidad social y económica. 

Más allá de los sucesos trágicos que han ocurrido en sus 94 hectáreas, como la matanza de estudiantes en 1968 o el sismo de 1985 que terminó por cambiar su rostro, Tlatelolco se erige testigo del deseo mexicano industrial y guardían autocontenido de la historia del país. 

Conjunto Urbano Nonoalco Tlatelolco. Foto: UNAM.

La Unidad Habitacional Tlatelolco, también conocida como Conjunto Urbano Presidente Adolfo López Mateos, cumple este 21 de noviembre 60 años de haberse inaugurado.

Su concepción es una respuesta al desarrollo inmobiliario desigual en la Ciudad de México en aquellos años, a la demanda creciente de vivienda y como punta de lanza en el movimiento arquitectónico modernista en México, con Mario Pani como exponente bajo la influencia del arquitecto suizo francés Le Corbusier y de la mano de urbanistas como José Luis Cuevas y Carlos Contreras además de Félix Sánchez. 

El arquitecto Mario Pani. Foto: UNAM. 

Es precisamente al urbanista Félix Sánchez a quien se le atribuye la regeneración de los tugurios en el norte de la Ciudad de México, es decir, las viviendas que habitaba la gente de muy escazos recursos, fundamentales huacales sin acceso a ningún tipo de servicio. 

Es quiza la película "Los Olvidados", del director español, Luis Buñuel, que mejor retrata las condiciones de vivienda entre los capitalinos de los años 40 a los 60. 

Escena de "Los Olvidados" de Luis Buñuel. Foto: Especial.  

Según la Universidad Autónoma de México (UNAM), se calcula que entre los años 50 y 60 había en la Ciudad de México entre 150 y 200 habitantes por hectárea, es decir, en 10 mil metros cuadrados, lo cual significaba una densidad demográfica muy baja respecto al espacio ocupado. 

Es por ello que para corregir este vicio en la expansión urbana de la capital que comenzaron a florecer los desarrollos habitacionales de gran escala, como el Conjunto Urbano Presidente Alemán (CUPA) y que proyectó el nacimiento, años después del Conjunto Urbano Nonoalco Tlatelolco y que después adoptó el nombre a Presidente Adolfo López Mateos. 

Conjunto Urbano Presidente Miguel Alemán Valdés. Foto: UNAM. 

El proyecto no sólo buscaba ser un faro del modernismo arquitectónico sino partía, además, de brindar espacios que fueran vanguardia en la regeneración social. 

"(Era) Rehabilitar lo que estaba socialmente enfermo", expone el académico del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, Enrique de Anda Alanis, en el documental el Espacios: Urbanismo de la Utopia. 

La construcción del Conjunto Urbano Adolfo López Mateos. Foto: UNAM. 

El espacio que escogió el gobierno para echar a andar este modelo habitacional fue al norte de la Cuidad de México donde la falta de regulación urbana había permitido el asentamiento irregular de viviendas, en su mayoría autocostruidas con materiales como cartónn y donde el costo del terreno era muy bajo. 

Terrenos donde se erigió la U.H. Tlatelolco. 

El proyecto del Conjunto Urbano en Tlatelolco tenía la misión de dar vivienda a 70 mil personas a través de la construcción de más de 11 mil departamentos a lo largo de 102 edificios de entre cuatro y 22 pisos.

Construcción de Tlatelolco. Foto: UNAM. 

Además, tendría acceso a 600 locales comerciales, un mercado, un cine, guarderías y escuelas de todos los niveles, clubes sociales y clínicas médicas y hospitales. 

"Pani pensaba que había que vivir en altura, que tener una casita hacia una ciudad invivible que todo le queda lejísmos a quien tiene su casita en Chalco y tiene que hacer dos horas a la Ciudad de México a trabajar y el costo de infraestructura para la ciudad es muy alto", considera Louise Noelle Gras, integrante del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. 

El Conjunto Urbano Tlatelolco está conformado por tres unidades: la unidad Inpendencia, delimitada por la Avenida de Los Insurgentes Norte y Avenida Guerrero. En esta unidad se ubica la Torre Insignia, diseñada por Pani y que fue sede del Banco Nacional Hipotecario de Obras y Servicios Públicos, que junto al ISSSTE, financiaron este proyecto inmobiliario. 

Unidad Habitacional Tlatelolco Primera Sección. Foto: ICA. 

La segunda sección, llamada Reforma, está delimitada de la Avenida Guerrero al Eje Central Lázaro Cárdenas y esta compuesta de edificios de gran altura algunas torres, el proyecto original comprendía tres, pero actualmente quedan dos. 

Foto: Cuartoscuro.

La tercera sección, República, está delimitada por el Eje Central hasta la prolongación de Paseo de la Reforma y es la que más extensión territorial posee. En este lugar se encuentran vestigios del centro ceremonial de Tlatelolco y junto a la Iglesia de Santiago y el complejo residencial se integraron en lo que se conoce como la Plaza de las Tres Culturas. 

La Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. Foto: UNAM

Las tres unidades están internectadas por puentes y bajopuentes que permite que los peatones transiten sin necesidad de cruzar avenidas. Además, para la época fue innovador que los corredores peatonales estuvieran techados a fin de permitir que los transeuntes se refugiaran del sol o la lluvia. 

Durante los terremotos de 1985, los edificios Nuevo León, Comonfort, Altamirano, Jesús Terán, Ponciano Arriaga, Guelatao, Churubusco, 20 de Noviembre, Atizapán, Jalisco, Puebla y Oaxaca sufrieron daños o cayeron en litigios judiciales por lo que fueron demolidos. 

La Utopía de Tlatelolco 

Gran parte del anhelo de la construcción de los Centros Urbanos en la Ciudad de México, y en especial el de Tlatelolco, en una zona marginada de la capital durante la segunda mitad del Siglo 20, era mejorar las condiciones de vida de quienes habitaban la herradura de tugurios. 

Sin embargo, este deseo de regeneración social, a la distancia, poco se cumplió pues al no haber una cultura condominal, de apropiamiento del espacio propiciaron la decadencia del conjunto. 

"En esa época se pensaba que si se sustituían los sitios de vivienda y se le daba a la población lugares, ventilados, asoleados por ende iban a a modificarse sus conductas y sus patrones.

"Hoy en día entendemos que eso es muy complicado por lo que es la cultura de lo cotidiano, en cuanto a la forma de entender la relaciones sociales", señala el académico del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, Enrique de Anda Alanis.