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AXE Ceremonia: cholos, hipsters, electrónica y corridos tumbados

El espectro del COVID se difumina: ahora uno puede estornudar enfrente de cientos de personas y la respuesta será una estrenduosa indiferencia.

La electrónica y la cultura del rave ya son de la prehistoria.Créditos: ´Héctor Gutiérrez
Escrito en CDMX el

Una joven tose y a nadie le importa. O más bien, ya a nadie le preocupa. De fondo suena Moderat, agrupación alemana de música electrónica, y el enojo no lo provocan los posibles contagios, sino que los músicos tardaron en salir, se supone que son europeos, no tercermundistas. Eso se tolera en el nuevo no en el viejo continente. O quizá es una nueva forma de colonización a la inversa.

El espectro del COVID se difumina: ahora uno puede estornudar enfrente de cientos de personas, acaso miles, y la respuesta será una estrenduosa indiferencia. Al contrario, tras el largo encierro ahora inicia la era del desenfreno y el éxtasis en busca del tiempo perdido.

Ejemplo del inclemente andar de los años, del inevitable desgaste de las cosas y personas, son los festivales. Ahora los asistentes cada vez son más jóvenes y más viejos. Chocan las generaciones, los gustos y las modas cambian. Los pantalones skinny, es decir, apretados, de inicios de los dosmiles han sido sustituidos por el estilo aestehtic, pantalones holgados estilos estrafalarios, etcétera etcétera.

La joven, de unos 18 o 19 años, aún no nacía cuando Apparat y Modeselektor, son sus nombres artísticos, decidieron juntarse en Berlín en ese citado proyecto. Ahora ella tose alrededor de viejos millennials, arriba de los 30 y hasta pellizcando los 40, que lanzan rabietas porque un buen sector del público no se calla. La moda ahora es el perreo y el corrido tumbado. La electrónica y la cultura del rave ya son de la prehistoria.

Chiflidos por la demoranza y la sangría de público, es decir, que se escapa aburrido, definen el recital de una legendaria agrupación que ahora ve terminar su era.

Lo de ahora son los corridos tumbados. Junior H se roba todos los reflectores del AXE Ceremonia. Mexicanos de ambos lados de la frontera gritan entre sonidos de tarolas que imitan metralletas.

“Esa canción habla del Cártel de Santa Rosa de Lima”, dice un ‘choloxican’, es decir, un joven que adopta la moda de los cholos… pero fresa.

“¿Es neta?”, dice otro.

“Bueno, no sé, pero el wey es es de Guanajuato”, responde.

Entre los conflictos generacionales, sólo una agrupación logra conjuntar a viejos y jóvenes.

L’Impératrice demuestra la debilidad que tenemos las y lo mexicanos por los franceses y viceversa: su funk disco posmoderno hacen bailar a un público de rucos, chavorrucos, cholos y hipsters.

¿Y de Travis Scott?

Es el novio de una de las Kardashian, dicen.

Suenan balazos en sus canciones. Pero sin el carisma de los corridos tumbados.