El Zócalo de la Ciudad de México se caracteriza por ser escenario de grandes eventos, que van desde cívicos, como el Grito de Independencia, hasta artísticos, como conciertos masivos, sin embargo, hace poco más de un siglo esto hubiera sido imposible, debido a que este lugar estaba lleno de árboles. ¿Y luego? ¿Qué les pasó? A continuación te lo contamos.
La Plaza de la Constitución ha tenido varios cambios a lo largo de la historia, pues en un principio era la zona donde se encontraba la ciudad de Tenochtitlan, después se instalaron plazas, mercados y un jardín hasta convertirse en el lugar que hoy conocemos.
Cuando llegó Maximiliano de Habsburgo al poder decidió seguir con el proyecto de remodelación que dejó inconcluso el expresidente Antonio López de Santa Anna, el cual consistía en la construcción del Monumento a la Independencia, sin embargo, decidió agregarle un ‘toque europeo’.
En la Plancha del Zócalo y en los alrededores colocaron jardines, que decoraron con andadores, faroles y fuentes, además plantaron flores y árboles, como rosas, álamos y fresnos. Años más tarde incluso instalaron un kiosco para mantener el mismo estilo, pero después todo eso desapareció.
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¿Quién y por qué quitaron los árboles del Zócalo?
Durante el gobierno de Porfirio Díaz, el Zócalo volvió a ser remodelado, aquella vez instalaron alumbrado público y tranvías eléctricos, pese a ello, los árboles permanecieron en el lugar, pero no por mucho tiempo, según indica el libro La Ciudad de México: una historia de Serge Grunzinski
Fue en el año de 1914 cuando el ingeniero Alberto J. Pani estuvo a cargo del nuevo proyecto de remodelación, que incluía quitar los árboles del lugar, para que lucieran los edificios simbólicos de alrededor.
Sin embargo, se mantuvieron algunos árboles en el lugar hasta 1958. Y es que durante la transición de gobierno de Adolfo Ruiz Cortínes y Adolfo López Mateos la Plancha del Zócalo se quedó sin ningún árbol, sólo con el alumbrado público y el asta bandera en medio, tal y como hoy la conocemos, para convertirse en el lugar ideal para grandes mítines políticos y otros grupos sociales.