El sol sale para todos. Artículo David E. León Romero

Aprovechar la energía solar en nuestro país es relativamente fácil. No hemos logrado capitalizar el potencial de las fuentes renovables de energía, en especial la solar. Ya sea térmica para generar calor o fotovoltaica para generar electricidad, resulta altamente atractiva y conveniente. La dependencia que tenemos de los combustibles fósiles es económica y ambientalmente peligrosa. La ubicación geográfica de México lo convierte en un país privilegiado por la irradiación solar que recibe, siendo nuestro territorio uno de los sitios con mayor potencial de aprovechamiento a nivel mundial. Al interior de buen número de hogares mexicanos se utiliza gas para cocinar los alimentos y para calentar el agua con la que nos bañamos. En las comunidades rurales, la leña es el combustible por excelencia para estos mismos usos, siendo altamente contaminante y nocivo para la salud de los que menos tienen. La historia del gas es asombrosa. Es un combustible fósil que ha acompañado al hombre durante importantes fases de su desarrollo. Se formó hace millones de años gracias a la descomposición de diversos organismos y a la interacción de diferentes elementos. Su utilización provoca emisiones contaminantes. Resulta un combustible seguro si se le da el manejo adecuado. Su estructura de precios es compleja por su proceso de producción, la ley de la oferta y la demanda, y la intervención del gobierno en su comercialización. Es un recurso fundamental para la vida de las familias y representa un gasto importante para su economía. Su producción no es sencilla. Para ella se requieren procesos complejos y costosos. Una vez extraído y procesado, es distribuido a través de autotanques, mediante cilindros o por medio de tuberías. ¿Cuántos accidentes no hemos escuchado por el riesgo que representa alguna de sus etapas de producción, distribución y consumo? ¿Por qué utilizar en nuestras viviendas un combustible tan costoso, contaminante y de difícil acceso? La historia con la energía solar, al menos para calentar el agua que necesitamos en la vivienda, resulta distinta. La producimos y consumimos directamente en el sitio, sin necesidad de mayores procesos de producción y distribución. Podemos tener agua caliente en casa, de manera segura y lo más importante, de forma gratuita. Los calentadores solares son una tecnología probada. Son rentables, seguros y eficientes. Están disponibles en todo el territorio nacional a través de distintos establecimientos, que ofrecen diversas capacidades, modelos y características, siendo dos principales tecnologías las disponibles: los tubos de vidrio al vacío y los paneles planos. Los calentadores solares tienen dos componentes principales. El primero, encargado de captar la energía solar, que como ya mencioné pudiera ser un panel o un conjunto de tubos de vidrio. El segundo, un tanque donde se almacena el agua y que por sus materiales evita la pérdida de la temperatura ganada. Su funcionamiento es sencillo. El agua entra al tanque del calentador, pasa por el panel o por los tubos, y llega a nuestra regadera para ser consumida. Mediante la utilización de calentadores solares es posible tener un ahorro considerable en el consumo de gas, además de disminuir el impacto ambiental que se genera por su utilización. Es momento de diseñar políticas públicas que permitan detonar el desarrollo de las fuentes renovables de energía. Si todas las viviendas de nuestro país contaran con un calentador solar en sus azoteas, lograríamos fortalecer la economía de las familias mexicanas destinando ese ahorro para solventar otras necesidades. Además, se concretaría una reducción importante de emisiones contaminantes. México está llamado a ser líder y ejemplo en esta materia, será tarea de todos materializar este potencial. dleonromero@gmail.com