Ciudades Compactas. Artículo David E. León Romero

El diseño de nuestras ciudades resulta medular para propiciar la protección o el deterioro del planeta. Las ciudades que cuentan con todo lo necesario para que los habitantes realicen sus actividades sin invertir demasiados recursos, son más respetuosas con el ambiente. Varios de nosotros tenemos un conocido que por error adquirió una vivienda en un desarrollo habitacional que se construyó en un lugar lejos de fuentes de trabajo, escuelas y supermercados. Estos desarrollos abundan en el país, por estar situados en terrenos económicos o que presentan ciertas facilidades para ser utilizados por los constructores. La dispersión poblacional resulta altamente contaminante. Construir una nueva vivienda en un sitio aislado, resulta de mayor impacto ambiental, que construirla con relativa proximidad a las ya existentes. Vivir lejos de la escuela o del trabajo, repercute dramáticamente en la calidad de vida de los ciudadanos, además de representar un impacto importante para el ambiente. Estas viviendas aisladas, lejos de significar una oportunidad para quien las adquiere, significan un problema. Dotarlas de agua, drenaje y energía eléctrica se vuelve complicado y costoso. Carecen de vialidades y medios de transporte que garanticen la movilidad de sus habitantes. La gestión de los residuos que producen es deficiente. Son ejemplos de lo que no se debe hacer. Muchas se encuentran en completo abandono, debido a la falta de agua o energía eléctrica, a la incomodidad que provocan y al costo que representan para quien las pretende habitar. La gente que vive cerca de la escuela, del trabajo, del hospital, de la iglesia, del parque y de los diferentes establecimientos necesarios para llevar a cabo su vida de manera cómoda, además de contar con una mejor calidad de vida, registra un menor impacto ambiental como resultado de sus actividades. La proximidad permite focalizar esfuerzos y recursos. Las ciudades compactas son más eficientes, económicas y saludables. La mezcla de usos de suelo, que permita tener todo lo necesario para vivir en el mismo espacio, es una solución que protege el ambiente. La propuesta y la intención radica en rediseñar nuestras ciudades. Diagnosticar los inmuebles y espacios con los que hoy contamos para hacerlos más eficientes. Aprovechar las obras, amenidades, vialidades e instalaciones existentes para concentrar mayor número de personas entorno a ellas; provocando diversidad, accesibilidad, convivencia y traslados cortos a través de medios de transporte sustentables. Ciudades que dan prioridad al peatón y al ciclista, dejando en segundo plano al automóvil. Tenemos extraordinarios ejemplos de ello, en los que se ha logrado construir un equilibrio entre viviendas, servicios, centros de trabajo y espacios públicos. Ejemplos donde todo está tan cerca que se puede ir a pie o en una bicicleta que pertenece a un programa de movilidad sustentable. Evidentemente la propuesta tiene sus complicaciones, sin embargo, la tendencia indica que debemos consolidar ciudades compactas y diversas, que promuevan una mejor calidad de vida y que se traduzcan en salud, comodidad, economía y menor impacto ambiental. dleonromero@gmail.com