La estatua de “El Pípila”, un gigante de cantera que resguarda la ciudad de Guanajuato, es parte fundamental del paisaje de la capital y Patrimonio de la Humanidad. Inaugurada el 5 de febrero de 1940, lleva en su estructura 82 años de historia.
La figura colocada en el Cerro de San Miguel, es la representación de Juan José de los Reyes Martínez, un minero que pasó a la historia por usar a manera de escudo una losa en su espalda, misma que le permitió incendiar la puerta de la Alhóndiga de Granaditas y así abrir paso al ejército Insurgente durante la guerra de Independencia.
La obra es un diseño de Fernando Olaguíbel, un gran escultor nacido en Guanajuato, autor de la Diana Cazadora en Ciudad de México, en colaboración con el constructor Agustín Gutiérrez Ocampo, se encuentra hecha a base de más de 800 toneladas de cantera rosa.
Se estima que fueron más de mil personas las que participaron en la construcción del monumento y que la cantera rosa, utilizada para su elaboración, se extrajo de los bancos de cantera ubicados a un costado del cerro de los picachos en la capital.
La piedra era extraída, acarreada hasta el cerro de San Miguel y en ese mismo lugar se daba forma a cada una de las piezas que conformarían al gigante de cantera, montándolo a manera de un inmenso puzzle.
Cabe destacar que esta figura tiene más de 25 metros de altura, desde la base hasta la punta más alta de su antorcha, solo 16 metros corresponden a la figura de 'El Pípila', y en la base se encuentra escrita la frase:
"Aún hay otras alhóndigas por incendiar"
El autor de esta frase fue Don Ernesto Arnoux Siqueiros, Gobernador provisional del Estado de Guanajuato en esos años.
Desde este lugar se puede contemplar toda la ciudad.
Los visitantes podrán disfrutar de la gastronomía de los negocios aledaños y de una maravillosa vista, dignas de las mejores fotos.